Cuadra de Sevilla representa "Andalucía amarga", de Salvador Távora
El grupo La Cuadra, de Sevilla, representa, a partir de hoy, y durante cuatro semanas, en el teatro Martin, de Madrid, el espectáculo Andalucía amarga, creado y dirigido por el cantaor y autor Salvador Távora, continuación de sus montajes Quejío, Los palos y Herramientas, experiencias teatrales que intentan incorporar los cantes andaluces a un hecho dramático popular.
Intervienen en el espectáculo Manuel Alcántara, Mariana Cordero, Lilyane Drillon, Manolo Montes, José Morillo, Juan José del Pozo y Salvador Távora. Corno elemento teatral, junto con un monumental candelabro, aparece en el montaje una retroexcavadora mecánica.Andalucía amarga, sobre el drama de la emigración en general, y andaluza, en particular, se estrenó en abril de 1979, en Bruselas, dentro del Festival Internacional del Nuevo Teatro. En octubre del mismo año se presentó en Sevilla, en la antigua iglesia de San Hermenegildo, y en noviembre participó en el Festival de París.
El espectáculo, según Salvador Távora, pretende ser un poema físico y sonoro «en el que se sienta la angustia vivencial y existencial del cruel desarraigo que lleva implícita la forzada emigración, y en la inmediatez comunicativa de este sentimiento; quizá, por sí solas, las causas se clarifiquen y encontremos, sin consoladoras reflexiones, el camino más recto para su solución».
La obra surge ante las circunstancias y sensaciones de algunos andaluces emigrantes residentes en Bruselas. «Al imaginar este montaje», añade Salvador Távora, «como guión de desarrollo para canalizar comportamientos y respuestas individuales, he intentado mantener, como en anteriores trabajos, una rigurosa corresponencia entre lo que se es y lo que se muestra en el espacio escénico, evitando la injerencia de cualquier factor, teatral o externamente político, que rompiera estas naturales relaciones.»
«La verdad de una expresión artíst ica, que persiga no separarse capri chosamente de la realidad, puede encontrarse -lejos de las propuestas burguesas y no burguesas del llamado teatro realista- por la vía de la imaginación, y si ésta la ponemos en funcionamiento, sin levantar los pies de nuestra dura y ensangrentada tierra, puede poner violentamente al descubierto muchas de nuestras viejas amarguras. Pienso que la expresión consciente de nuestra realidad popular andaluza, elaborada con los medios, las vivencias y la imaginación de los que estamos, por nuestro nacimiento y biografía, totalmente insertos en ella, siga pareciendo a muchos subversivas y peligrosas en el comprometido campo de seria alternativa cultural.»
Aunque el montaje se ha planteado desde un entorno andaluz, Salvador Távora opina que «logra también reflejar, sin demagógicas alusiones y por afinidad de clases y situaciones, las amarguras de compañeros de otras comunidades que sienten igualmente en sus carnes los arañazos de la injusticia, enmascarados por el espejismo de individualidades e hipotéticas conquistas económicas».
Desde hace ocho años, los montajes de La Cuadra de Sevilla, a pesar de las dificultades económicas, por falta de apoyo oficial, han tenido el reconocimiento de la crítica y el público, sobre todo en festivales internacionales. Sus obras Quejío (1972), Los palos (1975) y Herramientas (1977), a partir de cantes y bailes de Andalucía, el lenguaje del medio popular andaluz y los materiales del mundo del trabajo se han representado en Madrid en las últimas temporadas.