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El Gobierno colombiano rechaza frontalmente las exígencias de los guerrilleros

El Gobierno colombiano no cederá a las exigencias de los guerrilleros del M-19 que ocupan la sede de la embajada dominicana en Bogotá, ni liberara a los 311 presos políticos que están siendo juzgados por consejos de guerra sumarísimos, ni ofrecerá rescate alguno por las 32 personas que el comando asaltante aún retiene en la representación diplomática. Según el ministro de Exteriores de Colombia, Diego Uribe, el Gobierno no se opondría a que los asaltantes abandonen el país y se asilen en un país que los acoja. Cuba hizo una oferta en este sentido el pasado sábado.

Tras esta decisión, anunciada por televisión el martes, el ministro de Asuntos Exteriores colombiano zanjaba aparentemente las esperanzas de una solución negociada -y con concesiones mutuas- por parte del ejecutivo colombiano y de los guerrilleros que se apoderaron de la embajada con casi sesenta rehenes -hoy 32, doce de ellos embajadores y uno, ciudadano español- de distintos países, con vínculos diplomáticos con Colombia.Las expectativas de una solución violenta a la crisis han crecido desde el anuncio oficial. Julio César Turbay Ayala, presidente de Colombia, señaló en una entrevista al diario norteamericano Washington Post que el asalto a la embajada dominicana en Bogotá constituye un ataque contra el Estado colombiano y una de las nuevas modalidades de la guerra. Tras justificar su actitud negativa hacia la negociación, indicó que su Gobierno «ni se excederá ni será débil » a la hora de afrontar los hechos.

El diálogo con los guerrilleros que ocupan la embajada quedó roto. Los observadores desconfían, tras las manifestaciones del Gobierno, que se reemprenda ya. Según algunas versiones, los guerrilleros habrían rebajado actualmente a veintiocho el número de presos políticos que el Gobierno colombiano debiera indiscutiblemente liberar, para negociar desde ese tope hasta la cifra de 311 presos que reivindicaban en un principio. Sin embargo, las autoridades han expresado de modo rotundo su negativa a negociar con estas condiciones.

En otra parte de la entrevista, el presidente colombiano aseguró que no habría una solución cruenta, determinada por sus decisiones ni las de su Gobierno. No obstante, nadie descarta un endurecimiento de las distintas posturas a partir de ahora. El presidente Turbay se ha visto fuertemente presionado por el Ejército de su país -sobre el que ejerce una enorme influencia el ministro de Defensa, general Camacho Leyva- para que eludiera toda salida negociada y con concesiones a los guerrilleros.

Por otra parte, se desconfía que los asaltantes acepten la negativa del Gobierno sin algún tipo de respuesta exenta de fuerza. Hasta el momento no se ha aclarado la modalidad del ultimátum de los guerrilleros al Gobierno colombiano para que satisfaga sus exigencias. En un principio se anunció que harían volar la embajada con sus ocupantes dentro, pero nadie puede prever cuál será su actitud a partir de ahora. La cuenta atrás para el comienzo del desenlace ha empezado ya.

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