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Parece descartada la negociación de precios agrarios para este año

Ayer se iniciaron en el FORPPA las reuniones consultivas del presidente de este organismo, Luis Garcia, con los representantes de las organizaciones agrarias de ámbito nacional, para conocer la opinión de éstas en torno al precio de regulación que regirá para la remolacha durante la presente campaña.

A diferencia del año pasado, en esta ocasión las organizaciones han sido convocadas independientemente (una a una), y en las reuniones no hay negociación. El presidente del FORPPA escucha la propuesta sindical sobre cada producto, y luego el Gobierno decreta su correspondiente precio.A las once de la mañana de ayer estaba convocada la Unión de Federaciones Agrarias de España (UFADE). Sus representantes expusieron al señor García la propuesta de 4.650 pesetas por tonelada, incluidas las subvenciones. Según manifestó Luis García, el precio de la Administración está por debajo de la mencionada propuesta, aunque no dio cifra concreta alguna.

Por la tarde le tocó el turno al Centro Nacional de Jóvenes Agricultores. La filosofía del CNJA sobre el precio de la remolacha es solicitar un precio base por tonelada de 4.300 a 4.550 pesetas, que continúen las subvenciones de 350 pesetas para aquellos agricultores que recogen menos de trescientas toneladas, que se dejen a disposición del agricultor de veinticinco a 35 kilos de pulpa y que se concedan créditos de 35.000 pesetas por campaña a los pequeños remolacheros.

Sin embargo, según manifestó anteayer el secretario general del CNJA, Felipe González de Canales, este sindicato no se sentará en ninguna otra negociación de precios con la Administración:

«El CNJA rechaza por completo el actual sistema negociador de precios agrarios y no está dispuesto a ser cómplice de ningún otro tipo de precios políticos.»

Ayer por la mañana, varios centenares de afiliados a este sindicato (más de 2.000, según sus fuentes) se concentraron en el Ministerio de Agricultura para protestar por la política agraria del Gobierno.

Los agricultores, desplazados a la capital en autobuses y coches privados, sembraron de garbanzos las inmediaciones del Ministerio, mientras se manifestaban con pancartas reivindicativas. Las fuerzas de orden (había un gran despliegue policial) les pidieron que recogieran las pancartas y circularan, petición que cumplieron los agricultores sin que se registraran incidentes. Según ha podido saber EL PAÍS, el ministro Lamo de Espinosa había solicitado que no interviniera la fuerza pública.

Una comisión de manifestantes accedió a la sede ministerial y entregó un escrito al subsecretario, en el que se recogen sus reivindicaciones.

Hoy, nuevas reuniones

Para hoy están previstas dos nuevas reuniones en e lFORPPA. Por la mañana, a las once, la Federación de Trabajadores de la Tierra (FTT-UGT), y por la tarde, a las cinco, la Confederación Nacional de Agricultores y Ga naderos (CNAG). Al cierre de la edición, los directivos de la Confederación deliberaban sobre la posibilidad de no asistir a ella. En caso de hacerlo, sería para manifestar su protesta por no celebrarse en el Ministerio de Agricultura, tal y como se había acordado.Según parece, la COAG no va, a ser citada a esta ronda de reuniones, en base al contencioso que mantiene actualmente con el FORPPA (la Coordinadora denunció al FORPPA hace meses por corrupción, y ahora este organismo ha dejado el tema en manos del fiscal general).

En cualquiera de los casos, las propuestas de todas las organizaciones agrarias sobre la remolacha recogen precios considerablemente superiores al que aprobará el Gobierno el próximo viernes. El criterio del Ejecutivo es aumentar el de la pasada campaña (3.400 pesetas por tonelada), aproximadamente, un 12%, por lo que quedaría fijado en unas 3.800 pesetas (los sindicatos piden, al menos, 4.300). Este criterio en el aumento partió directamente del vicepresidente económico del Gobierno, Fernando Abril, quien en principio quería subir sólo el 8%, frente a las peticiones medias del 30% solicitadas por los agricultores.

Estas diferencias originaron tensiones entre el vicepresidente Abril Martorell y el ministro Lamo, quien quería subir el precio de la remolacha en un 15 %(véase EL PAÍS del 16 de febrero). Y en esas tensiones hay que encontrar ahora la razón de que los precios, al menos el de la remolacha, no se vayan a negociar este año y que las reuniones se celebren directamente en el FORPPA.

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