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Irak, mas lejos de la URSS y más cerca de Europa

La permanente crisis árabe-israelí en Oriente Próximo y el recrudecimiento de la tensión en Asia central, consecuencia de la toma de rehenes en la embajada norteamericana en Teherán y de la intervención soviética en Afganistán, han revalorizado el papel de Irak, país a caballo entre ambas zonas. Principal potencia demográfica, económica y militar del Oriente Próximo árabe, después de Egipto, el régimen baasista iraquí intenta asumir ahora un liderazgo regional al tiempo que se distancia de la URSS y busca nuevas alianzas con países de Europa occidental, pero no con EEUU, cuya eventual intervención en el golfo Pérsico intenta evitar a toda costa.

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La «ocupación» -así la califican aquí numerosos funcionarios- por la URSS de Afganistán, condenada severamente por el presidente iraquí Saddam Hussein, el 6 de enero, ha contribuido a degradar aún más las relaciones entre Bagdad y Moscú.Originado por el «entrismo» en el Ejército iraquí, donde el partido Baas tiene el monopolio de la actuación política, de 21 miembros del Partido Comunista de Irak, el actual deterioro de las relaciones soviético -iraquíes tuvo como primera manifestación pública la ejecución, en abril de 1978, de los militantes comunistas infiltrados. El entonces vicepresidente Saddam Hussein calificó el fusilamiento de «advertencia» a la URSS. A raíz del fallido intento del PC iraquí de socavar el control político del Baas sobre las fuerzas armadas, Saddam Hussein pronunció, en unas declaraciones a Newsweek, sus más duras críticas contra la URSS, «país que no estará satisfecho hasta que el mundo entero seacomunista».

Aun formando parte del Frente y contando con tres ministro en el Gobierno, el PC iraquí, única fuerza política organizada aparte del Baas, padeció una dura represión que se tradujo por la detención de miles de militantes y la suspensión de sus principales actividades políticas.

En un último intento de salvaguardar la influencia del PC en el aparato estatal iraquí, el órgano del Partido Comunista de la Unión Soviética, Pravda, reprodujo en primera página un artículo de Tarik al Chaab, rotativo comunista iraquí, en el que se abogaba por la continuación y el desarrollo de la cooperación entre los partidos integrantes del Frente.

Con la reproducción de este artículo en Pravda, Moscú preconizaba abiertamente el mantenimiento de la alianza entre el PC iraquí y el Baas. Fue en vano.

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La exclusión del PC

En marzo del año pasado, el dirigente comunista iraquí, Saad Ahmed, anunció en Beirut que su partido no formaba ya parte del Frente -«se ha autoexcluido», nos dijo en Bagdad el ministro de Estado kurdo, Hashim Akrawi y un mes más tarde, su periódico, Tarik al Chaab será cerrado, en principio por un mes, en realidad, hasta hoy.

Sin embargo, y a pesar del perjuicio causado a las relaciones soviético-iraquíes por la Ilegalización de facto del PC de Irak y por la participación de la Unión Soviética en la guerra de Eritrea y su intervención en Afganistán, Bagdad no ha denunciado el tratado de amistad y cooperación «firmado con la URSS en 1972» -aÑo de la nacionalización del petróleo-, y el presidente Saddam Hussein rehdsa situar en pie de igualdad a la URSS y EEUU.

«Tratamos con los soviéticos como amigos que persiguen algunos objetivos o intereses en común con nosotros, pero no olvidamos que la URSS es una gran potencia», declaraba a finales de enero al semanario árabe Al Watan al Arabi e jefe de Estado iraquí.

En todo caso, la URSS, considerada hasta hace poco como un factor de equilibrio en Oriente Próximo de cara a la «influencia nociva» de EEUU, está empezando a ser, si no equiparada, por lo menos comparada a la otra superpotencia. «No solamente existe ahora un peligro norteamericano en la zona del golfo, sino también soviético», declaró a EL PAÍS el ministro iraquí del Petróleo, Tayeli Abdel Karim.

El más inminente de ambos peligros es, sin embargo, en opinión de los iraquíes, el estadounidense. «La toma.de rehenes en la embajada norteamericana de Teherán y la intervención soviética en Afganistán están dando pretextos a EEUU para tratar de recobrar su influencia parcialmente perdida en la zona, al tiempo que hace pasar a un segundo plano las reivindicaciones palestinas», afirma Tayeli Abdel Karim.

En su deseo de evitar que una potencia extranjera se erija en «gendarme» del golfo, en sustitución del derrocado imperio del sha, Bagdad se esfuerza por definir una política exterior conjunta de los países del área, que se caracterice por un rechazo de la presencia de fuerzas extranjeras, pero sin llegar a integrar o coordinar la defensa de los Estados del golfo.

«No somos partidarios de la coordinación de nuestros órganos de seguridad con otros cuerpos de seguridad de la región, porque los Cuerpos de seguridad, en muchos países árabes, son órganos dirigidos contra el pueblo árabe», declaraba Saddam Hussein.

Irak, en realidad, prefiere no comprometerse militarmente con regímenes cuya estabilidad no considera asegurada, opinan los observadores. Aunque, según el PC iraquí, existe desde principios del año pasado un pacto de seguridad secreto entre Arabia Saudí e Irak, dirigido principalmente contra el régimen prosoviético de Yemen del Sur, cuyo embajador en Bagdad fue llamado a consultas enjunio de 1979.

«En realidad», comenta un diplomático occidental, «Irak intenta disuadir a los países "débiles" como Oman o Somalia de que corran a cobijarse bajo el ala protectora de EEUU, pero a cambio no les propone ninguna alternativa árabe de seguridad mínimamente creíble». A falta de alternativa árabe o no alineada, Irak se acerca a pasos agigantados a Europa occidental y más especialmente a Francia, único país independiente de EEUU en condiciones de vender armamento sofisticado al Ejército iraquí.

El ministro de Petróleo, como los demás responsables iraquíes, insiste ante el visitante europeo: «Hace falta que Europa llegue a entender nuestros puntos de vista. Si de verdad llega a comprendernos, podremos establecer un eje entre el mundo árabe, los no alineados y Europa. Crear un tercer poder mundial que impida el nuevo Yalta o reparto planetario que están preparando en la región las dos superpotencias. »

(Más información en página 13.)

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