Estados Unidos se compromete a defender militarmente a Pakistán.
El consejero nacional de Seguridad norteamericano, Zbigniew Brzezinski, finalizó ayer su visita oficial a Pakistán, con la promesa formal de que este país recibirá cuanta ayuda militar necesite para hacer frente a posibles agresiones o invasiones de países extranjeros.
El propósito estadounidense de garantizar la «seguridad e independencia» de Pakistán está en la línea de los acuerdos firmados en 1959 entre los dos países, según los cuales Estados Unidos defenderá a Pakistán de posibles ataques de «países del Norte y de cualquier otro».Pese a que en las conversaciones, que terminaron el domingo por la noche y que duraron dos días, no se alcanzaron acuerdos concretos, la delegación norteamericana aseguró que las conversaciones continuarán durante «unos pocos días».
Estados Unidos prometió a Pakistán, según dijo Brzezinski en una rueda de prensa, que la ayuda militar llegará independientemente del coste de la misma. De este modo, parece quedar superada la divergencia de opinión sobre la cuantía de la ayuda prometida.
Los cuatrocientos millones de dólares, que fueron calificados por el presidente paquistaní, general Zia UI Haq, como «cacahuetes», son «sólo el principio», según dijo Brzezinski. La ayuda militar norteamericana no tendrá un límite, aseguró el consejero presidencial norteamericano, pero antes «nuestros expertos militares deberán estudiar la situación sobre el terreno » y clarificar diversos aspectos con Pakistán.
Esta afirmación se interpretó en medios occidentales como un «cheque en blanco», el único con el que puede contar hasta el momento Estados Unidos, desde el mar de China hasta el golfo Pérsico.
La satisfacción y el acuerdo mutuo entre Estados Unidos y Pakistán fue patente en la rueda de prensa en la que el encargado de asuntos extranjeros de Pakistán, Agha Shani, dio lectura al comunicado oficial conjunto, en el que se afirma que, dada la situación en la zona tras la invasión soviética de Afganistán, ambas partes han decidido incrementar sus relaciones. El único punto de discordia continúa siendo el tema nuclear. La otra gran preocupación de Pakistán, las llanuras del Beluschistán, al suroeste del país, también parece que quedarán olvidadas con el suministro, prácticamente acordado en estas primeras conversaciones, de carros de combate.
A Riad
Brzezinski inició sus contactos en Arabia Saudí para intentar que los dirigentes de este país se sumen al «paraguas de seguridad» que el presidente Carter quiere crear en Oriente Próximo. Brzezinski fue recibido en el aeropuerto por el ministro saudí de Asuntos Exteriores, príncipe Saud al Faisal, quien, con ocasión de un reciente viaje del ministro británico de Asuntos Exteriores, declaró que «nosotros no somos parte de la confrontación Este-Oeste».
Arabia Saudí, el principal exportador de petróleo del mundo, con nueve millones y medio de barriles diarios, vende a Estados Unidos el 20% de su producción, y este país, en palabras del presidente Carter, es vital» para los intereses norteamericanos.
Jimmy Carter envió a su consejero de Seguridad a Pakistán y Arabia Saudí, tras su mensaje sobre el «Estado de la Unión», en el que prometió defender los intereses norteamericanos en el golfo Pérsico por cualquier medio, incluida la fuerza militar.
Brzezinski se entrevistó ayer con el ministro saudí de Asuntos Exteriores, y se espera que sus contactos lleguen hasta el príncipe heredero Fahd, hombre fuerte del régimen.
Brzezinski explicará a sus interlocutores el concepto de «paraguas de seguridad», ideado por el presidente Carter, y especialmente la creación de una fuerza de 100.000 soldados con la que Washington confía controlar las crisis en lugares tan conflictivos como Oriente Próximo.
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