Homenaje a Manuel Azaña en el Ateneo de Madrid
«El pensamiento de Azaña tiene tan rabiosa vigencia y actualidad que los republicanos, para quien un hombre no muere hasta que desaparece el recuerdo de sus ideas, es como si Azaña no hubiera muerto», dijo Eduardo Prada Manso en la conferencia que pronunció ayer en el Ateneo de Madrid sobre la actuación del último presidente de la República al frente del Ministerio de la Guerra, dentro de la serie de actos conmemorativos del centenario de Manuel Azaña. En él intervino también Francisco Giral González, quien habló de Azaña y la política internacional.
«La actuación más importante en la vida política de Azaña es la que tuvo al frente del Ministerio de la Guerra, que ocupó durante dos años», afirmó el señor Prada. «Aunque este es un tema vidrioso por el que ha sido muchas veces injustamente atacado, lo cierto es que Azaña fue el republicano que mayor interés demostró en potenciar y convertir el Ejército en un instrumento moderno y operativo, fundamento de la fortaleza del Estado frente a posibles agresiones o intromisiones de otras potencias.»El señor Prada expuso la situación en que se encontraba el Ejército español cuando Azaña tomó la cartera en la guerra, la influencia que tuvieron los últimos mandos en el curso de los acontecimientos políticos a lo largo del siglo XIX y principios del XX, y las deficiencias que ofrecía su propia estructura interna; el exceso de oficialidad -un oficial por cada seis soldados-; el trato discriminatorio entre los diferentes cuerpos y privilegios y sinecuras que disfrutaba la clase militar, que tan gravosos resultaban al erario público, en contraste con el descontento de la tropa.
«Contando con estos antecedentes, se le planteó a Azaña la papeleta de suprimir la influencia del Ejército en la política y de reducir los cuadros de mandos a las necesidades reales, sin que ello lesionara los intereses de unos españoles que no eran responsables de tal situación. La reforma por decreto del retiro voluntario fue la fórmula genial que ingenió para resolver el problema. Con este decreto, tan criticado, consiguió que 10.000 Jefes y oficiales solicitaran voluntariamente el retiro y un ahorro de 650 millones para los Presupuestos del Estado. Otras mejoras que logró fue un aumento en los haberes del soldado, la potenciación y modernización de los medios técnicos con la introducción de carros de combate y la creación de varias fábricas de armamento.»
Por su parte, el señor Giral analizó la actuación política de Azaña en las relaciones internacionales como un modelo de política idealista presidida por la ética, frente a la política realista y cínica que caracterizaba a los principales políticos europeos del momento. En su conferencia recordó el abandono que sufrió la República por parte de los Gobiernos europeos, especialmente el francés, de quien los republicanos, por su tradicional condición de francófilos, podrían esperar una mayor solidaridad y ayuda.
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