La conferencia islámica condena la intervención soviética en Afganistán

Arabia Saudí ha tomado la iniciativa de buena parte de los acuerdos tomados en la conferencia islámica que probablemente se clausure hoy en Islamabad. Los temas aprobados ayer son las condenas de la intervención soviética en Afganistán, de las presiones extranjeras sobre los Estados islámicos en general, y de Irán en particular, la preocupación por el estado de la cuestión palestina y de Jerusalén y una última condena de las posibles intervenciones extranjeras en el cuerno de Africa.

Por otro lado, Arabia Saudí parece haber sido también uno de los países que más presionaron a favor de la constitución de la Alianza Islámica para la Liberación de Afganistán, organismo unificado de seis movimientos guerrilleros, que afirman representar un total de 100.000 rebeldes armados, distribuidos en las veintiocho provincias.

El objetivo primordial de la alianza es la constitución de una república islámica y el derrocamiento del actual régimen soviético de Babrak Karmal.

Entre los seis movimientos afganos incluidos en la alianza figura el Hezbi Islamí Afganistán, que dirige el ingeniero Hekmatiar. Esta organización está considerada como la más potente en el terreno militar entre todas cuantas se oponen al actual régimen afgano. Los otros cinco movimientos son: el Jamaití Islamí, del profesor Raban; Harakati Islamí, del líder Nubi, el Frente Nacional de Liberación, que dirige Mujaddidi, el Frente Nacional Islámico, del dirigente Gilani, y una escisión del Hezbi Islamí, que encabeza Jalis.

Según algunas fuentes existen fuertes diferencias en el interior de la alianza. Al parecer, la presencia del Frente Nacional Islámico, de Gilani, ha estado en el aire hasta el último momento, por ciertas reticencias de este movimiento sobre la promesa conjunta de todos los miembros de la alianza en el tema de los derechos humanos.

Sólo la presión de Arabia Saudí sobre Gilani para que finalmente se incluyera en la alianza ha hecho decidirse a este dirigente a asistir a la rueda de prensa de presentación.

El empleo del arma del petróleo para obligar a la Unión Soviética a retirar sus fuerzas militares de Afganistán y para sancionar a los países que respalden la acción militar soviética en Afganistán, propuesta al parecer también por Arabla Saudí, no fue incluida en el proyecto presentado por este país, por no contar con el apoyo de los otros Estados del golfo Pérsico.

Por otra parte, en Nueva Dehli, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-François Poncet, dijo ayer que su país se opone a la creación de alianzas militares en Asia para contrarrestar la presencia soviética.