Un acuerdo necesario

«Según todos los indicios, en los primeros días del año que acabamos de inaugurar se firmará un acuerdo básico entre la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) y la Unión General de Trabajadores (UGT) para establecer las pautas por las que se guiarán las negociaciones para los convenios colectivos del presente año. La tercera central sindical -USO-, aunque no ha participado en las negociaciones ya ha anunciado su decisión de adherirse al acuerdo. Más problemático parece en estos momentos que el citado documento sea también suscrito por Comisiones Obreras.Se produzca o no la firma de CCOO, es evidente que el acuerdo supone un positivo, avance en la dirección acertada y uno de los pocos elementos que permiten el optimismo en este 1980 cargado de incertidumbres. A finales de 1978, y tras el fracaso de las llamadas «jornadas de reflexión», el Gobierno promulgó por la expeditiva vía del decreto-ley los porcentajes de aumentos salariales para 1979 y ello causó no pocas frustraciones entre las centrales sindicales e incluso entre las organizaciones empresariales. Que hayan sido esta vez empresarios y trabajadores los protagonistas directos y libres de la negociación constituye la primera virtud del acuerdo ( ... ).

Que nadie crea, sin embargo, que el acuerdo va a ser la panacea que resuelva instantáneamente el problema del paro o la carestía de la vida. La creación de un clima de relaciones laborales estables y constructivas es una condición necesaria pero no suficiente para la superación de la crisis y el relanzamiento de la inversión que, como ya se ha insistido en muchas ocasiones, depende de otros factores, muchos de los cuales están fuera de nuestro alcance. Pero el logro por primera vez en nuestra historia reciente de un acuerdo entre organizaciones empresariales y sindicales libres, democráticas y representativas abre las puertas a una razonable esperanza. ( ... )»

, 2 de enero