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"Un caso de cáncer de cada tres tiene curación"

Nicolai N. Trapeznikof, eminente científico ruso, presente en la capital de España, ha destacado los logros conseguidos en la URSS en el campo de la oncología. El cáncer, según él, es el mal de la civilización: el ser humano, al tener una vida más prolongada, es más propicio a contraer esta enfermedad. Por tanto, la cantidad de casos de cáncer aumenta en los últimos años. Yves Cachin, por otra parte, responsable de un gran centro francés de investigación oncológica, asegura que se está demostrando que el alcohol, el tabaco y algunos productos alimenticios son decisivos agentes cancerígenos.

Nikolai N. Trapeznikov es director de uno de los más importantes centros del continente europeo en la investigación y el trabajo sobre el cáncer, el Centro de Investigación sobre el Cáncer, de la Academia de Ciencias Médicas de la Unión Soviética. En este centro, en el que trabajan más de 4.000 especialistas, y que fue construido con el presupuesto de un sábado de trabajo gratuito de los ciudadanos soviéticos, el doctor Trapeznikov es el responsable de la planificación de la ciencia oncológica.El señor Trapeznikov, que también es vicepresidente de la Unión Internacional contra el Cáncer, ofrece un dato que es válido en todos los países que se han destacado en la lucha contra el terrible mal: de cada tres casos diagnosticados de cáncer, una personal se salva y dos mueren. «Estos son datos oficiales de la Organización Mundial de la Salud», afirma.

Las grandes líneas de la investigación y la lucha contra el cáncer en la URSS son la quimioterapia y la terapia inmunológica, «porque entendemos que la cirugía ya ha alcanzado el nivel máximo, en los lírnitesde lo posible», afirma el científico.

No se desestima el constante perfeccionamiento de las técnicas de radiación terapéutica ni la incorporación de la cada vez más moderna aportación de la física y la tecnología a la práctica médica. Precisamente a este respecto el doctor Trapeznikov destada elogiosamente la creación del seaner, «tomógrafo escanográfico», para los rusos, que les ha valido a sus creadores, Godfrey N. Hounsfiel y Allan M. Cormack, el Premio Nobel de Medicina de este año de 1979. Como un ejemplo de lo que puede aportar la moderna tecnología a la terapia, y tras reconocer que el scaner «es una revolución de la medicina desde el punto de vista de posibilidades de diagnóstico», pasa a explicar que en el gran centro oncológico de Moscú trabajan «no sólo físicos, químicos, ingenieros..., sino personas especializadas en los diversos campos.

La investigación quimioterápica es una de las grandes líneas de la investigación oncológica en la URSS. «Es una dirección muy interesante, con mucha perspectiva», declara el científico soviético, «porque la quimioterapia satisface a médicos y enfermos, evitando grandes complicaciones quirúrgicas. »

Los rusos desarrollan también vías contra el dolor. « Nosotros empleamos métodos para la eliminación del dolor basados en la inervación. Bloqueamos los nervios en la espina dorsal. Se pueden introducir sustancias en la espina dorsal que bloquean los nervios que conducen al tumor. Esto es muy válido para cánceres de piel o estómago.» El especialista ruso alude a la posibilidad efectiva y eficaz de introducir fenol, alcohol puro... «La investigación sobre el dolor es muy importante», añade. «Como de cada tres cancerosos mueren dos, facilitar su muerte es algo importante. Esta investigación está avanzada en la Unión Soviética, Esta dos Unidos, Reino Unido, Japón, Francia ... »

En el otro gran campo de investigación oncológica en la URSS, la inmunología, según Nikolai N. Trapeznikov, «la Unión Soviética fue uno de los países pioneros en lo que se refiere a la investigación de métodos inmunológicos de diagnóstico».

«Hay tres direcciones de investigación», explica el especialista soviético, «una, orientada hacia el diagnóstico; otra, hacia el estudio del estado inmunológico del enfermo, puesto que tiene gran significación en la enfermedad del cáncer la situación de las defensas del enfermo. Esto define el status inmunológico. Existen métodos especiales para detectar y describir este estado. A través del estudio del estado inmunológico se puede pronosticar el desenlace de la enfermedad; en tercer lugar está la terapia inmunológica, que supone la utilización de las fuerzas del organismo en la lucha contra el tumor.»

Inmunología: ayudar al organismo a luchar

Tanto en una como en otra vía de investigación y acción anticancerosas, la quimioterapéutica y la inmunológica, los investigadores soviéticos se están apuntando grandes éxitos. «En lo que se refiere a la terapia química», señala el doctor Trapeznikov, «se están utilizando con éxito en tumores de útero. Antes, con este tipo de cáncer morían todas las mujeres al producírseles metástasis de pulmón. Hoy, las logramos curar incluso cuando se ha producido la metástasis. Después de haber sido curadas de este mal, las mujeres pueden tener niños. El instituto de Moscú tiene ahora en observación cien niños nacidos después. »La terapia, sin embargo, es difícil en casos como los cánceres de estómago y pulmón. «Esto es lo más dificíl», destaca el científico, «la mortalidad es grande en los que sufren este tipo de tumor.

Existen grandes dificultades de tratamiento. El cáncer de pulmón afecta seriamente a los países industrializados. No tenemos aún preparados que lo curen, aunque sí que lo mejoren, pero sólo pro ducen una alargamiento de la vida».

«El cáncer», concluiría el entrevistado «es la enfermedad de la civilización. El ser humano tiene hoy una vida más prolongada. Es una enfermedad típica de las personas de edad avanzada. La cantidad de casos ha aumentado, por tanto. Antes, el ser humano no tenía edad media para tener cáncer y moría de infecciones, tuberculosis... Otra característica de la civilización es el ensuciamiento del medio ambiente. Muchas sustancias químicas son cancerosas. Existe una gran investigación sobre sustancias ambientales, sustancias presentes en los gases de los automóviles, el humo de las fábricas. Se lanza al aire gran cantidad de sustancias policíclicas, aromáticas, hidrocarbónicas... Se conocen cientos de estos productos. Pero el problema consiste en que no se pueden quitar estas sustancias del medio ambiente. Y, por último, también es el cáncer la enfermedad de la civilización en cuanto generador de enfermedades profesionales. Las personas de una profesión determinada tienen cánceres concretos. Por ejemplo, quienes trabajan en ciertas fábricas donde se trabaja con anilinas o pinturas están más expuestos a adquirir cáncer de vejiga. Los obreros que operan con asbesto tienen más tendencia a adquirir cáncer de pulmón. Pero ¿cómo evitarlo si la sociedad necesita estos productos?».

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