El SPD respalda al canciller Schmidt sobre la instalación de misiles en Europa
La mayoría absoluta de los cuatrocientos delegados que participan en el congreso socialdemócrata de Berlín han respaldado con su voto la proposición del canciller Helmut Schmidt en favor del establecimiento en Europa de los nuevos misiles nucleares que, una vez la OTAN dé su visto bueno, se producirán en Estados Unidos. Según la propuesta, tal decisión de la OTAN debe producirse inseparablemente con una oferta de negociación entre Estados Unidos y la Unión Soviética.Aproximadamente un 18% de los delegados apoyaron la segunda opción: oferta de negociaciones y moratoria por parte de los países europeos de la OTAN, a la espera del curso que tomasen las negociaciones durante un período de seis meses. Poco antes de intervenir nuevamente el canciller Schmidt desde la tribuna -y fue el último orador antes de la votación-, el secretario general del SPD, Egon Bahr, hasta la apertura del congreso poco favorable a la propuesta triunfadora, pidió el respaldo de los delegados para el canciller y su plan, apoyando sus razonamientos en que «si la mayoría no fuese amplia, ello significaría el principio del fin del Gobierno social-liberal».
Schmidt enérgico con la izquierda del partido
Schinidt, por su parte, personalizó su última intervención mediante el recurso a su experiencia de gobierno en el Ministerio de Defensa y en la Cancillería. A una intervención anterior de un delegado del ala izquierda del partido respondió el canciller, con muestras de gran irritación. que su «interlocutor en América es el presidente Carter y no el lobby armamentista, aunque éste exista realmente». El canciller afirmó una vez más que la única garantía de seguridad para la RFA está en mantener la unión con los aliados de la OTAN, con Estados Unidos. Refiriéndose al lema del congreso, dijo que solamente el equilibrio del armamento entre los dos bloques -y a este equilibriopertenece la introducción de los nuevos cohetes nucleares- y la negociación pueden garantizar la seguridad de los años ochenta.En el momento de procederse a la votación de la propuesta.once, relativa a la postura de la RFA en la próxima conferencia cumbre de la OTAN, se produjo en la sala de zonferencias del Palacio de Congresos de Berlín un tenso silencio que se rompió con un apagado aplauso de los delegados favorables a la propuesta, al comprobarse que la mayor parte de los delegados respaldaba el.plan Schinidt.
A la misma hora en que el canciller intervenía por segunda vez -el primer discurso tuvo una duración superior a las dos horas-, se daba a conocer en Berlín occidental que había comenzado el repliegue de soldados y carros de combate soviéticos en Wittenberg.
En total, los periodistas invitados sumaban unos doscientos. El regreso de esta unidad a la Unión Soviética, en tren, afecta también a las familias de los propios soldados.
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