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Dificultades económicas para las empresas editoras

La política cultural de la Administración, una de las causas

La política cultural de la Administración es citada entre las causas de la grave crisis que padecen varias editoriales españolas, según opiniones recogidas por la agencia Efe en algunas de las empresas afectadas. Sobre esta crisis vuelve a hablarse ahora porque en los últimos días han circulado rumores acerca de dificultades económicas e incluso posibilidad de suspensión de pagos de algunas editoriales. La mencionada agencia informativa asegura que estos rumores circulan regularmente «sobre el 90%» de las editoriales. Estas especulaciones son los síntomas más visibles de los problemas que sufre el sector.

Según la agencia Efe, estos rumores se centran últimamente, entre otras, en las editoriales Hernando, Labor (que ha cerrado sus oficinas de Madrid), Alfaguara (que se halla en proceso de reestructuración), Zero-Zyx, Sedmay y Aguilar. Ninguna de ellas desmiente o confirma las especulaciones citadas, aunque en el caso de la última de las mencionadas, la histórica firma Aguilar ha respondido a los rumores anunciando que tiene programada la edición de ochenta nuevos libros.Jaime Salinas, director de Alfaguara, ha puesto énfasis en el carácter cultural de la crisis de las editoriales. El problema no es simplemente económico, de acuerdo con su criterio. «La Administración y los partidos políticos han relegado al olvido y condenado a la marginación al mundo cultural.»

Los datos que avalan esta acusación son éstos: en España hay 186 bibliotecarios frente a los 6.000 que, según las estimaciones de la Unesco, serían necesarios; funcionan 1.435 bibliotecas públicas, cuando, por ejemplo, en Italia hay 8.886, y se mantienen unos porcentajes de lectura que demuestran que la relación del individuo con el libro es inexistente: el 63,6% de los españoles no lee; el 92,5% no acude a las bibliotecas; el 37,4% posee menos de seis libros, y el 21,8%, ninguno.

«Ni el Gobierno ni los partidos», señala el señor Salinas, «están haciendo nada para resolver estos problemas, que habría que abordar a largo plazo y no con parches ni tapujos.»

En declaraciones a EL PAÍS, el director de Alfaguara declaró, por otra parte, que la solución que se ve como previsible a la crisis actual sería la inyección de capital extranjero en el mundo editorial español. El considera esta posibilidad «sumamente triste», aunque estima que en algunos casos esa inversión dé un resultado positivo. La penetración extranjera en la edición española obligaría a los editores de este país a una especie de peculiar exilio que, dice el señor Salinas, «para mí sería el segundo, porque ya sufrí el exilio político» durante el franquismo.

Por otra parte, según las opiniones recogidas por la agencia Efe en el mundo editorial, se pone de manifiesto que esa penetración editorial extranjera se produce ahora «por la puerta falsa», porque la ley prohibe la inversión foránea en este terreno, lo que hace que las multinacionales no aporten nuevas formas tecnológicas, sino que se aprovechan de la asfixia económica de las editoriales.

El secretario general de la Federación de Editores, Raúl Rispa, directivo de Salvat, dijo a Efe que es evidente «la ausencia de un sentido cultural de la política», frente a una situación de depresión, iniciada en 1973 con la crisis energética y que está afectando al sector editorial por todas partes. Entre los factores determinantes de esta situación, el señor Rispa cita los relacionados con el aumento de costes: en tres años, el papel español ha subido un 104% , en tanto que esos costes se han elevado en el resto de Europa sólo en un 32%.

Al incremento de los costes, entre los que hay que señalar también los de mano de obra, financiación y envío por correo, hay que unir un descenso en la demanda en España, motivado por la crisis económica y la consideración de bien de lujo que el libro tiene en este país; una disminución real en las exportaciones, aunque haya crecido el volumen exportado en pesetas, y una pérdida en las mismas de 2.000 millones de pesetas, provocada por la revaluación de nuestra moneda, que conlleva también la falta de competitividad en los mercados exteriores, dado el aumento de precio que supone.

En este panorama, Raúl Rispa ve además, el «peligro de que en breve los americanos, japoneses y alemanes barran a las editoriales españolas en los mercados latinoamericanos». Esta situación «puede ser irreversible a corto plazo, si no hay una acción en profundidad de la Administración».

Sobre esta crisis, los editores informaron ampliamente al ministro de Cultura en un escrito que firmaron el pasado día 26 de julio.

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