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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

A propósito de la ley de Trasplantes

Está a punto de ser aprobada la ley sobre autopsias y trasplantes de órganos humanos y, por tanto, autorizada la posibilidad de que cualquier persona sea considerada donante eventual de sus órganos vitales, salvo oposición expresa y fehaciente. Sí a esto se añade que no se arbitran fórmulas eficaces y relativamente aceptables para hacer llegar la oposición en cuestión, el peligro de ser «desmenuzado» se cierne sobre cualquier víctima de accidente.Ante tal hecho, se me ocurren las siguientes consideraciones de bulto, con independencia de mi personal actitud ante el tema de la donación de órganos:

1. Antes, la vida real iba por delante de la oficial; ahora, en algunos temas, como éste, ocurre exactamente lo contrario. Pienso que primero hay que mentalizar a la población para que colabore en el hecho de la donación, pero no parece ni siquiera constitucional que se imponga, y menos aún en un país que es todavía y en su mayoría, por razones ancestrales o de otra índole, declaradamente contrario a la donación de órganos.

2. No debe olvidarse, por otra parte, la circunstancia de que no todos los ciudadanos gozan de la Seguridad Social, y no parece muy justo que éstos precisamente se vean precisados a ser donantes, pues tal como están las cosas serán preferentemente beneficiarios de trasplantes los que a su vez lo sean de la Seguridad Social, preferencia evidente por razones económicas y de oportunidad.

3. Es incongruente, a mi juicio, que no se reglamenten en la ley, con detalle, las formas de manifestar la oposición a ser donantes de los propios órganos. Para el caso de que el proyecto prospere definitivamente, podría reglamentarse este extremo así:

- Crear un registro central, que funcione día y noche, en el que conste la oposición a ser donante de todo ciudadano que así lo exprese por escrito, y cuyo registro debe ser obligatoria y previamente consultado por todo hospital donde se desee extraer un órgano humano.

4. Haciéndome eco del temor que la, ley sobre trasplantes ha suscitado en el ánimo de muchos millones de españoles que, al igual que yo, no creen en que la pretendida extracción de órganos humanos funcione con garantías suficientes para la vida de los que tengan la desgracia de sufrir un accidente, ruego a los hospitales preparados para tales operaciones que tomen buena nota de mi nombre y apellidos y me tengan por expresamente opuesto a que se toque ni un pelo de mi cadáver, en su día y caso, naturalmente.

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