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Entrevista:

"El prosaísmo fue el peor pecado de la poesía social"

Entrevista con Rafael Morales, que acaba de publicar su "Antología Poética"

Después de muchos años de silencio, Rafael Morales acaba de publicar en la Editorial Ambito Literario una Antología poética que incluye poemas hasta ahora inéditos, junto a una selección representativa de los incluidos en libros anteriores. En la misma colección aparece, casi al mismo tiempo, un estudio de Julio López titulado Poesía y realidad en Rafael Morales, que es un detallado análisis de la poesía de este autor, que en la entrevista que concedió a EL PAIS hizo su propio juicio, distanciado y sutil, sobre sus versos y sobre el panorama de la poesía española del siglo.

MARIA PEREDA-Escribo poco -empezó diciendo Rafael Morales-. Últimamente no hago más de dos o tres poemas al año, y los que escribo ahora son muy breves. Desdichadamente, ya se me ha pasado la época de las prisas.-Vista desde estos poemas recién publicados, que completan la antología, ¿cuál es su visión sobre la evolución que ha sufrido su escritura?

-Estos últimos poemas pertenecen a un libro inédito, mi próximo libro, del que aún no tengo título y del que calculo que habré escrito la mitad... En mi poesía, yo diría que mantengo, desde el primero a estos últimos poemas, una línea uniforme en cuanto a la actitud. De siempre tuve una preocupación por la expresión, que quiero cargada de belleza, de emoción estética, pero, a la vez, henchida de mi propio latido humano, que unas veces adquiere un valor intimista, y otras, una preocupación plural por el hombre, por el animal o por las cosas.

Rafael Morales es talaverano, licenciado en Letras y profesor de Literatura en la facultad de Filosofía de la Complutense. Ha sido premio Nacional de Literatura y director, durante muchos años, de La Estafeta Literaria. El suyo es un talante liberal y divertido, tiene sus amigos en la oposición al franquismo, y ha sido siempre un buen amigo de sus amigos. Físicamente, su aspecto tiene algo de imponente: una cabeza como escultural, una boca grande, un humor imparable de buena persona. En su infancia y adolescencia de preguerra conoció a Miguel Hernández, a Neruda, a Alberti. Desde entonces profesa amistad y admiración por Vicente Aleixandre. Ha publicado Poemas del toro (1943), El coazón y la tierra (1946), Canción sobre el asfalto (1954) y La rueda y el viento (1961), entre otros. En 1967 se reunieron en una sus Poesías completas.

-¿Cuál es a su juicio el panorama de la poesía española actual?

-En el siglo que está acabando, la poesía española ofrece para mí aspectos bastante diferenciados y que tienen que ver con su historia. En primer lugar, hay un período que se inicia con el modernismo, en el que el afán estético predomina en absoluto. Con los noventaiochistas hay, simplemente, y contra lo que muchos creen, una preocupación humana mayor. Luego, el 27 continúa aquel afán estético, que es primordial en ellos, lo que no es lo mismo que deshumanización, como algunos han creído. Y, después, venimos gente que está desgarrada, sangrienta, por la guerra. Unos, como fue la Juventud creadora, se pusieron el vendaje de la evasión del dolor inmediato. Algunos se lo han criticado y yo creo que injustamente, puesto que ya era una valentía no hacer poesía dentro de la situación. A la par surgíamos otro grupo, con la colección Adonais, que también representábamos una preocupación estética en cuanto a la expresión, porque creíamos que la poesía empieza no en sus temas, sino en la emoción artística, pero que, a la vez, llegamos con una tensión más de signo barroco y neorromántico que los neoclasicistas o neorrenacentisas. Esta preocupación humana y romántica nuestra se va cargando poco a poco de contenidos inmediatos, y surge la poesía social, que tuvo por lo general un defecto imperdonable: el prosaísmo. Y no el prosaísmo temático, porque no hay temas prosaicos, sino el prosaísmo expresivo, que es la anulación del poema. De esta grave enfermedad se salvaron muy pocos. Y, después de nosotros, que ya tenemos canas, yo diría que vino una esperanza, una salvación que ha sido el rechazo de todo lo que de prosaísmo tuvimos nosotros.

-Cuando dice nosotros, ¿de quién está hablando?

-De los primeros números de Adonais. De mí mismo, que abrí la colección; de Vicente Gaos, Carlos Bousoño, José Suárez Carreño, José Hierro y Eugenio de Nora. Y algunos más.

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