La frustración ofensiva que dejó el derbi en el aspirante Atlético
Simeone y el equipo se marcharon del Bernabéu con la sensación de haber podido rematar al Madrid a la contra de haber estado más finos sus jugadores, más determinantes en ataque
Diego Pablo Simeone y sus jugadores abandonaron el Santiago Bernabéu con la sensación de que pocas veces como en esta ocasión (1-1) habían percibido que podían hacerle daño al Madrid. Detectaron la debilidad defensiva del conjunto de Carlo Ancelotti cuando fueron superiores en el primer tiempo y hasta cuando tuvieron que encomendarse a Oblak en el segundo. En ambos escenarios, el Atlético pudo montar transiciones limpias a las que le faltó mejor pie de sus jugadores más determinantes en ataque. No estuvieron muy finos ni Lino, ni Julián Alvarez ni Llorente en situaciones claras de contragolpe, Barrios falló un par de controles y Griezmann y Giuliano no trascendieron. El Atlético tocó bien atrás y en el medio varias veces para romper la presión del Madrid y esto le permitió desplegarse a campo abierto con más frecuencia de lo acostumbrado en sus visitas al Bernabéu. “Nos queda un sabor un poco amargo porque veníamos con la ambición de ganar y ser líderes. En el primer tiempo tuvimos varias situaciones que si estábamos más finos podríamos haber marcado”, admitió Julián Alvarez. En el descanso, Simeone basó parte de su charla en que si mejoraban la precisión en los últimos pases el partido sería del Atlético.
“Por lo que queríamos, por cómo jugamos y estábamos, el empate sabe a poco. Salimos bien de atrás y nos faltó claridad, no tuvimos tranquilidad para finalizar las jugadas, pero el equipo hizo un trabajo muy bueno”, se lamentaba Giménez. El central uruguayo era consciente de que en otras ocasiones al equipo le costaba mucho liberarse del embotellamiento al que les suele someter el Madrid en la frontal del área de Oblak. Marcos Llorente entonó el mea culpa porque pisó dos veces el área en ventaja para colocar un centro de gol y erró. “Nos hemos quedado con la sensación de que podíamos haber hecho un poco más al final. También es una sensación personal mía, que he fallado en dos centros”, asintió Llorente, que comenzó de lateral y acabó como centrocampista de banda.
Desde la temporada 20-21, en la que ganaron el campeonato, los jugadores del Atlético no estaban inmersos en la pelea por el título en el momento del curso en el que empieza a definirse. Por ello, más allá de asumir que no apareció la calidad de los que la tienen, también se impuso un mensaje de optimismo entre el grupo. “Estamos un poco fastidiados, pero se consiguió un punto. Hay que darle valor, tenemos un gran equipo y estamos trabajando bien para mantener esta línea y cuidar al grupo”, recalcó Giménez. “Un punto en el Bernabéu siempre hay que valorarlo. El final de Liga va a ser muy bonito, con tres equipos muy pegados”, advierte Llorente.
Después de un bache de un mes que le tuvo en el alambre, el Atlético transita por la Liga a un punto del líder y habiendo salido ganador de San Mamés (0-1) y Montjuïc (1-2) e invicto del Bernabéu. En la Champions eludió la eliminatoria previa a octavos con el meritorio quinto puesto en la liguilla de la primera fase y en la Copa están a la espera de rival en semifinales. El equipo se ha asentado en la primera fila de la lucha por los títulos en el momento en el que ya cada cita exige un grado de competitividad máximo. Por ello, Giménez habló de cuidar al grupo. Si el partido a partido es el mantra habitual y ahora es más innegociable que nunca, también lo es conservar el ambiente interno.
De aquí en adelante cada encuentro de Liga será una final porque en la carrera están Madrid y Barça, con la exigencia de tropezar poco que eso conlleva. En la Copa y en la Champions ambos también son potenciales rivales de los rojiblancos. Bajo este contexto de exigencia y aspiraciones, Simeone martillea con el “necesitamos de todos”. Cualquier minuto puede ser de gloria para un suplente cuando los títulos están en juego.
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