Los ingleses ponen al día su Iengua
Un gigantesco diccionario incorpora hasta los vocablos "punk"
Tres millones de palabras tiene el diccionario de la lengua inglesa que el próximo 3 de septiembre publicará en Londres la editorial Collins. Es el mayor diccionario de su clase que se hace en Gran Bretaña desde que hace 46 años se publicó el Shorter Oxford (Diccionario Abreviado de Oxford). El diccionario de Collins incluye, entre otras, las acepciones más recientes del lenguaje cotidiano del Reino Unido. Los verbos inventados por miembros del movimiento punk (pasotas, en España) no están ausentes de esta magna obra.Al tiempo que se congratula por la aparición de la obra, la prensa de Londres destaca uno de los más peculiares vicios ingleses: la manía de no comprar diccionarios. Según el Guardian, el término de la comparación se establece con Estados Unidos, donde se compra el doble de diccionarios per capita que en Gran Bretaña. Por eso Collins actúa tímidamente y sólo pondrá a la venta 200.000 ejemplares como primera edición del voluminoso trabajo. Cien personas lo han preparado a lo largo de los últimos diez años. Han tenido tiempo de variar viejos conceptos de lo que, por ejemplo, era punk. Cuando comenzaron a recopilar acepciones, punk era aún «una prostituta, un pobre hombre, un bobo». Vayan ustedes ahora a Londres a hablarle a un punk, cuajado de condecoraciones de imperdibles, atado a su compañero con una cadena o peinado su pelo verdirrojo al cepillo más cruel, como si fuera, en efecto, un pobre hombre. Collins no ha tenido más remedio que poner las cosas en su sitio.
Otra innovación del diccionario se refiere a la disposición de las acepciones detrás de cada vocablo. Antes los lectores, deseosos de conocer una definición concreta de una palabra dada, debían empezar sabiendo el origen griego, latino o gaélico de ese vocablo, hasta dar, renglones más abajo, con el significado más actual de la palabra. Collins también se ha cuidado de poner al día conceptos que en diccionarios de hace más de veinte años recibían las definiciones más arcaicas. Así, por ejemplo, en diccionarios relativamente antiguos, el término sock (calcetín) se glosaba de este modo: «Zapato utilizado por los actores cómicos ingleses».
La obra ha costado un millón de libras (unos 150 millones de pesetas). El director del diccionario, Patrick Hauks, lo ha dado por bien empleado: «El lenguaje», ha dicho, «es una herramienta que nos ayuda a vivir juntos.»
Babelia
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