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Peligro de desprendimientos en la catedral de León

Los alrededores de la catedral de León han sido parcialrriente cerrados al tráfico peatonal por decisión del Ayuntamiento, ante el temor de que los frecuentes desprendimientos de piedras, provocados por erosión, pudieran originar desgracias personales. La medida, sin precedentes en la larga historia de la catedral, afecta al tramo comprendido entre la torre norte y la calle del Cardenal Landáburu, considerado como el de mayor peligro, donde está siendo construida un valla de ladrillo de dos metros de altura, que cierra el acceso a la zona.

Según fuentes municipales, el peligro de desprendimientos se ha originado por la falta de limpieza de los pasillos y canalones que conducen el agua de lluvia y el siguiente desarrollo de arbustos y hierbas, lo que, a su vez, provoca una creciente humedad y erosión de la piedra caliza utilizada en la construcción del templo. La «valla protectora» levantada por el Ayuntamiento no será retirada hasta que no hayan finalizado los primeros trabajos de reparación de la torre norte, para los que la Dirección General del Patrimonio Histórico ha destinado una cantidad de cinco millones de pesetas. Las obras darán comienzo a finales de año.

En medios relacionados con la comisión provincial del Patrimonio Histórico se considera, sin embargo, que la cantidad antes citada es sólo una «gota de agua» de los trescientos millones de pesetas que, según un informe elaborado por la comisión, tendrían que ser invertidos para detener el «mal de piedra» que aqueja a la catedral.

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