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Kissinger apoya con reservas el tratado SALT II

Henry Kissinger, secretario de Estado norteamericano bajo las Administraciones de Nixon y Ford, dio ayer un «si» condicional al tratado SALT II para romper de esta manera el largo silencio que siempre mantuvo sobre la cuestión.El voto afirmativo de Kissinger, considerado imprescindible y decisivo por los defensores del pacto de limitación de armas estratégicas, no fue ofrecido gratuitamente, y el durante muchos años líder de la política exterior norteamericana, puso para ello tres condiciones «ineludibles»: «Que el presidente y el Congreso lleguen a un acuerdo para ligar el acuerdo con la Unión Soviética a un programa de defensa que acabe con el grave peligro que el actual desequilibrio de la balanza militar supone; que el Senado decida presentar una serie de enmiendas al tratado, aclarando sus ambigüedades, pero que, sin embargo, no harán necesaria la renegociación del acuerdo SALT; que la Cámara alta exprese contundentemente su deseo de ligar el tratado de limitación de armas estratégicas a la conducta geopolítica soviética. »

Henry Kissinger, elemento negociador fundamental del tratado SALT I y de los primeros pasos del que ahora queda pendiente de ratificación, se alineó ayer al dar su «sí, pero ... » a la postura, cada vez más extendida, de defender el pacto, sólo con la condición de que irá acompañado de un incremento sustancial del presupuesto bélico de Estados Unidos.

Coincidiendo con la opinión del presidente Carter, Kissinger se mostró radicalmente contrario a cualquier enmienda que requiera la renegociación del acuerdo.

Kissinger, al dar su aprobación condicional al tratado SALT II, de limitación de armas estratégicas, coincidió en postura y punto de vista, a grandes rasgos, con los militares del Pentágono y con algunos de los más influyentes senadores.

La junta de jefes del Alto Estado Mayor y el senador por Georgia, Sam Nunn, cuyo voto se considera que arrastra muchos otros, tanto si al final es positivo como negativo, pidieron la semana pasada un sustancial aumento del presupuesto de defensa como, conditio sine qua non para la ratificación.

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