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La expropiación de los bienes del clan Somoza, primera medida del nuevo Gobierno de Nicaragua

La primera decisión del nuevo Gobierno de Nicaragua, que a las seis de la tarde de ayer celebró su primer Consejo de Ministros, fue la expropiación de todos los bienes de la familia Somoza. El correspondiente decreto que lleva el número uno de la era de la revolución fue dado a conocer en un acto divulgado a todo el país por radio y televisión. El simbolismo de este acto marcó el principio y la filosofía de la nueva Administración.

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El viernes fue el día de la conjunción en Managua de los representantes de todas las fuerzas que han contribuido a la derrota del somocismo. A mediodía se celebró, en la que ahora se llama plaza de la Revolución, un acto de masas para recibir oficialmente a la Junta de Reconstrucción Nacional y para tomar juramento al Gabinete ministerial. Miles de personas se concentraron en la plaza y ofrecieron a los combatientes del Frente Sandinista y a los integrantes del Gobierno una prueba de adhesión y respaldo absoluta.La Junta llegó por carretera, procedente de León, acompañada por columnas de guerrilleros sandinistas de los que organizaron una nueva administración política en aquella ciudad hace más de un mes. El jueves por la noche, y desde Costa Rica, habían llegado buena parte de los miembros del nuevo Gabinete nicaragüense, comandantes del Ejército nacional y personalidades latinoamericanas, además del embajador norteamericano William Bowdler y del diputado español Miguel Angel Martínez, representante del PSOE y de la Internacional Socialista.

Poco a poco la ciudad recobra la normalidad posible en estos casos. La dirección del Frente ha organizado los servicios indispensables: control del tránsito, comunicaciones, suministros de agua y luz y distribución de alimentos.

Han aparecido muchos espontáneos armados que hacen aún peligrosa la circulación nocturna. El toque de queda sigue vigente. Los comandantes sandinistas tienen el propósito de desarmar a los irregulares, tarea realmente dificil, en la toma de los cuarteles las armas se han distribuido sin control.

Todavía no hay capacidad analítica ni perspectiva suficiente para saber por dónde van a ir los pasos del nuevo régimen. Hasta ahora las declaraciones de los dirigentes han sido muy moderadas. Pero aún no se han oído las voces de los miembros más radicales, como Tomás Borge, el gran ideólogo de esta revolución, o Daniel Ortega. Un combatiente de base nos decía ayer en el aeropuerto que, en su opinión, el 90% de los guerrilleros ven con desconfianza a la Junta de Reconstrucción Nacional, pero que sus armas están alertas para corregir cualquier desviación del rumbo revolucionario.

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De cualquier modo, la impresión general es optimista. Los primeros pasos de la nueva situación se han dado con realismo, mesura y, dentro de lo que cabe, orden. La radio y la televisión hacen constantes llamamientos a los combatientes para que sean disciplinados.

El mundo se está volcando ya en la ayuda a1a Nicaragua atribulada y destruida. La presencia aquí de representantes de Gobiernos extranjeros es una señal muy favorable del apoyo internacional que van a recibir los nicaragüenses. Dentro de este contexto se espera la llegada la semana próxima de Felipe González. Es posible que viaje también a Managua una representación del más alto nivel de la Internacional Socialista.

Otro aspecto que apoya la impresión optimista de que hablábamos al principio es la ausencia de episodios de venganza o represalia contra los vencidos, que no hubieran sido extraños dada la dureza de la lucha armada y el carácter represivo del régimen somocista. Prácticamente no ha habido ejecuciones sumarias en esta etapa de la nueva situación a pesar de informes alarmistas que afirmaban lo contrario. Ya funciona, aunque de manera rudimentaria, una estructura mínima de administración de la justicia. No hay tribunales populares. Los mismos comandantes del FSLN han señalado con énfasis que esa importante tarea corresponde a los tribunales ordinarios que el Gobierno designe.

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