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Anastasio Somoza insiste en que no abandonará Nicaragua

El general Anastasio Somoza insistió ayer, ante un grupo de periodistas extranjeros presentes en la capital de Nicaragua, que no dimitirá ni abandonará el país hasta que no se encuentre una solución política para sucederle que respete las condiciones señaladas por él en diversas ocasiones y que, de forma resumida, son garantías para su vida y la de sus colaboradores, el mantenimiento de algunas de las estructuras de la Guardia Nacional y la formación de un Gobierno amplio. Somoza apareció visible mente cansado, exponía sus opiniones en un tono de voz muy monótono y ya no hacía gala de aquella energía sorprendente de hace tres semanas.

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Realmente, las palabras del presidente de Nicaragua no añaden nada nuevo a lo ya sabido. Está claro que no ha sido posible hallar, hasta ahora, esa solución de recambio que los norteamericanos buscan, sin éxito, para reemplazar a Somoza. Los enviados del Departamento de Estado tratan de convencer a los miembros de la Junta de Reconstrucción Nacional para que acepten un plan de veinte puntos que, entre otras cosas, supondría la ampliación de dicha Junta y la presencia en ella de algún representante de la Guardia Nacional.

Presiones norteamericanas

Los norteamericanos han usado diversos medios de presión, entre los que se incluye la utilización de personalidades latinoamericanas relacionadas, antes o ahora, con el tema. El ex presidente de Venezuela, Carlos Andrés Pérez, habló el lunes por teléfono con Violeta de Chamorro y con Sergio Ramírez para pedirles, en nombre de una pronta solución al drama nicaragüense, que moderasen su postura y aceptasen alguna parte del plan norteamericano. Otro ex presidente, en esta ocasión de Costa Rica, José Figueres, se entrevistó también con los miembros del Gobierno provisional para exponerles idénticos planteamientos.

Posiblemente, la intransigencia de la Junta de Reconstrucción Nacional sea, en estos momentos, mayor, incluso, que la de la dirección del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). Fuentes dignas de crédito aseguran que Tomás Borge y Daniel Ortega estarían dispuestos a aceptar algunos puntos del proyecto norteamericano para sustituir a Somoza, con la teoría de que ahora el FSLN está en una posición favorable, que podría capitalizar convenientemente.

De cualquier forma, la solución final parece estar más cerca cada día. Al menos así se interpretan algunos datos, como el hecho de que la embajada norteamericana en Managua llamara a sus compatriotas que aún permanecen en el país para señalarles que hoy sería el último día previsto por las autoridades de Washington para la evacuación de ciudadanos estadounidenses, o la constancia que existe de que el general Somoza está transportando fuera del país producciones de sus industrias y fincas para obtener dinero.

Salida de los «marines»

Por el momento, quienes pensaban que los helicópteros y aviones que los norteamericanos trasladaron al aeropuerto de la ciudad costarricense de Liberia iban a servir para una inmediata evacuación de Anastasio Somoza, su familia y sus colaboradores más cercanos, han tenido que convencerse de que la explicación de dicha presencia en la zona era otra. Después del acalorado debate que la acción estadounidense provocó en el Congreso de Costa Rica, los marines levantaron apresuradamente sus equipos de comunicaciones y sus tiendas de campaña y desaparecieron, mucho antes incluso de que venciera el plazo de veinticuatro horas establecido por el Gobierno de San José. Paralelamente, la embajada EEUU en la capital de Costa Rica solicitaba el reglamentario permiso al ejecutivo para regresar. Los sindicatos costarricenses han amenazado con una huelga general si vuelven a aparecer militares norteamericanos en su suelo nacional.

En Managua, entretanto, no se ha producido hasta ahora la nueva ofensiva del FSLN, aunque de ninguna forma se han disipado los rumores sobre ella. En cualquier momento puede empezar.

En otros frentes de lucha la situación no variado apenas en las últimas horas. Hay combates en el sur, cerca de la frontera de Costa Rica, en Rivas y en Masaya. En esta última ciudad, la Guardia Nacional, a pesar de la potencia de fuego empleada, no ha conseguido entrar.

Director del Instituto de Emigración

Ayer estuvo en Managua el director general del Instituto Español de Emigración, José Antonio Escudero. Vino a esta atribulada ciudad para conocer in situ las necesidades de las instituciones españolas en Nicaragua y para expresar personalmente el reconocimiento oficial del Gobierno a todo el personal administrativo y diplomático de nuestra representación que, sin ningún tipo de distinción, se ha destacado por su labor humanitaria, no sólo con nuestro compatriotas sino con otros muchos cientos de refugiados.

El señor Escudero prometió el inmediato envío de ayuda económica y aseguré que se dará curso rápido a iniciativas de la embajada de España y del Centro Español para la construcción de un hospital y para el envío a nuestro país de un numeroso grupo de niños huérfanos de guerra.

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