Reparto de pan
Hay quejas sobre cuánto molesta a los lidiadores la protesta del tendido. Naturalmente, depende. Si la protesta es infundada, sobre molestar, los espectadores no hacen justicia a lo que sucede en el ruedo. Si es fundada no hay tal molestia, sino que se produce la sanción que merece el concreto mal pasaje de la lidia. El espectáculo está montado así: el público decide el resultado artístico de la corrida.No hay quejas, en cambio, sobre lo que molesta la gente que toma el tendido por un bulevar. En el último toro de casi todas las corridas, si augura que no habrá lucimiento, levanta el campo. Y comienza el jubileo, que supone un desaire para los lidiadores, y los distrae, como distrae al toro.
La novedad es que, además, haya reparto de pan. Así fue ayer. Alguien llevó al tendido de sol un pan que debería tener un metro de diámetro, y en su esplendidez, le dio por repartirlo al personal. Allí comían a dos carrillos los acomodadores. los vendedores, los tinibaleros, espectadores sin cualificar y, en fin, quien quiso. Otro prestó la bota y los comensales la pegaban tientos. Gradas arriba y abajo, de aquí para allá, aquello era la verbena de San Isidro, sin ningún miramiento para los toreros que esta ban en plena lidia, ni para el espectáculo, ni para quienes nos encontrábamos lejos y no participamos en el reparto (con honesta y explicable envidia en algunos casos, que todo hay que decirlo).
Y la autoridad, sin intervenir. Y los empleados de la plaza, sin encarecer un respeto. Lo dice el artículo 60 del reglamento: «Ningún espectador podrá abandonar su localidad ... » La plaza de Las Ventas, tan suya en muchas cosas, empieza a ser lo que no era. Aquí se presentan charangas, que tocan. Ni repartidores de pan, y se arma el guirigay. Luego, las quejas son para los que gritan «¡pico! », cuando hay pico y «toros! », cuando quieren toros. Un puro contrasentido.
Babelia
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