Avances en la ingeniería de los genes
El último Premio Nobel de Medicina les fue concedido a los doctores norteamericanos Danien Nathans y Hamilton Smith, y al doctor suizo Werner Arber, por su contribución al avance de la genética. El profesor Arber ha descubierto los enzimas de restricción o enzimas restrictivos y el profesor Smith verificó el desarrollo de estas investigaciones.Las enzimas de restricción nos acercan más a la ingeniería genética, a ese viejo y omnipotente deseo humano de crear vida o, al menos, de actuar decisivamente sobre lo creado. Si bien aún dista mucho la especie humana del deseado «y seréis como dioses», los comienzos de la investigación en el campo de las enzimas de restricción aumentarán bastante las posibilidades de actuación manipulados sobre la vida.
¿Qué son las enzimas de restricción? Calificadas también como bisturí inteligente de la materia viva, las enzimas de restricción permiten actuar sobre el código genético de un modo selectivo. Es decir, gracias a ellas, se puede partir en trozos la cadena de ácidos nucleicos y, mediante las posibilidades de la combinatoria, construir nuevas cadenas. Todo ello abriría nuevas y tremendas posibilidades de aplicación al campo de la deseada ingeniería genética.
En nuestro país, la ingeniería genética también es una realidad potencial. Según el destacado investigador español Eladio Viñuela, «actualmente hay dos proyectos concretos de ingeniería genética: el de la peste porcina africana y el FAGO 29, que es uno de los sistemas en los que se ha demostrado por primera vez la existencia de una proteína unida covalentemente a un DNA. Nosotros queremos clonar, aislar el gen de esa proteína y meterlo en una bacteria para que empiece a producir esa proteína».
Actualmente en Estados Unidos y en Suiza se está trabajando en la producción artificial de insulina. Otro proyecto interesante que se desarrolla actualmente en Estados Unidos es la introducción de los genes necesarios para la fijación de nitrógeno en las plantas o en bacterias poco peligrosas que vivan en el suelo. Estas bacterias se pueden utilizar como abono que produzcan fijación de nitrógeno en el suelo, directamente donde va a crecer la planta.
Aprendizaje genético
Las bacterias, por ejemplo, transmiten a sus descendientes por vía genética todo lo que han aprendido en su lucha por la vida. «Todos los organismos -declaraba recientemente el doctor Moreno López, especialista en virología y bacteriología- trabajan de una manera u otra, aunque sólo sea para estar vivos en un ambiente, por lo general hostil. Intentan, desde luego, atender o vencer esa hostilidad, ya sea multiplicándose rápidamente, ya sea haciéndole frente mediante modificaciones estructurales que lo salven de morir.»¿Dónde está la clave de esa lucha? En su acción genética. «La célula bacteriana -prosigue el doctor Moreno López- es un prodigioso laboratorio bioquímico, cuyo cerebro es su núcleo rudimentario constituido por un solo cromosoma (haploide y no diploide como el de las células superiores) que, a su vez, está constituido por DNA (ácido desoxiribonucleico). Este cromosoma está formado, a su vez, por unidades hereditarias independientes pero armónicamente utilizadas, llamadas genes. Los genes codifican la formación de proteínas, indispensables para su vida, sobre todo, cuando actúan activando las reacciones bioquímicas; las proteínas se llaman, entonces, enzimas. Es lógico, pues, que las bacterias atacadas por los antibióticos, que, a modo de dardos mágicos, inutilizan uno o varios genes, hayan buscado el procedimiento de inutilizarlos haciéndole resistentes gradualmente a los distintos productos químicos que el ingenio el hombre o el ingenio de otras bacterias, hongos u otros seres vivos, han fabricado y fabrican para destruirlas. Lo que ya no es tan lógico es que los hombres, utilizando mal, abusiva e indiscriminadamente estos fármacos casi milagrosos, estén ayudando cada vez más a la resistencia bacteriana y, por ende, al fracaso terapéutico de estos medicamentos. »
El modo según el cual se produce este aprendizaje, el cómo la bacteria que ha aprendido a resistir cierto medicamento, como la penicilina, transmite su información a las demás es así descrito: «En las resistencias cromosómicas, un gen determinado que es atacado específicamente por el antibiótico, cambia la composición química o estructural de sus ácidos nucleicos. Se produce entonces una mutación. En la inmensa mayoría de los casos, la mutación es casual pero suficiente para engendrar una raza de congéneres que heredan la propiedad de resistir».
Vemos aquí un ejemplo de como el mundo de los genes es el vehículo de comunicación básico de la vida, de cómo cada ser vivo programa o influye sobre la de sus sucesores a través de la transmisión de información.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.