"Manhattan", calificada por los críticos como la mejor obra de Woody Allen
Manhattan, la última película escrita, protagonizada y dirigida por Woody Allen, se estrenó esta semana en Estados Unidos, entre los elogios prácticamente unánimes de los críticos, muchos de los cuales no dudan en considerarla como la obra mejor y más madura del autor.
Con Diane Keaton, Michael Murphy y el propio Woody Allen en los principales papeles, Manhattan ofrece también la presentación de una nueva Lolita, de diecisiete años, con apellido famoso: Mariel Hemingway. La última obra de Allen es una mezcla de los elementos dramáticos presentes en Interiores y el humor y la ternura de Annie Hall.Alguien ha definido a Manhattan como una declaración de amor a Nueva York. Filmada en blanco y negro, la película ofrece una visión nostálgica y romantizada de la ciudad norteamericana, que subrayan las melodías de George Gershwin. El diario financiero The Wall Street Journal pedía en un comentario sobre Manhattan que el alcalde de Nueva York conceda a Woody Allen la simbólica llave de oro de la ciudad.
Allen interpreta en la película a un escritor de gags para la televisión que abandona su trabajo e intenta estabilizar su vida sentimental después de que su antigua esposa «me dejara por otra mujer». Diane Keaton, que representa a una periodista un tanto neurótica y agresiva, y la joven Mariel Hemingway son los dos polos entre los que se mueve Allen, siempre con los paisajes urbanos de Manhattan detrás.
Según declaró recientemente Allen, en Manhattan ha querido ofrecer su visión subjetiva y romántica de la vida contemporánea en Nueva York y le gustaría creer que «si dentro de un siglo alguien ve esta película sabrá algo de cómo era la vida en esta ciudad en la década de los setenta».Manhattan es también un divertido cuento moral sobre el hombre contemporáneo y, en opinión de varios críticos, es un Annie Hall centrado esta vez en el personaje masculino. Para Natalie Gittelson, que publicó un largo artículo sobre Allen en el suplemento dominical del New York Times, «posiblemente desde Chaplin -uno de los ídolos de Woody Allen- ninguna película norteamericana ha captado con tal ternura, humor y músculo viril lo que supone ser un vulnerable, egoísta, inocente, corrupto, falso, enamorado, asustadizo y terriblemente confundido ser humano».
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