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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Otra comedia de Neil Simon

La historia de California Suite es cuatro historias. a) Una actriz inglesa, tras años de representar a lbsen, Pinter y Shakespeare, es no minada para el Oscar por «una comedia insustancial» y va a Hollywood acompañada por su pareja habitual: un anticuario homosexual. b) Un hombre trata de deshacerse del inconsciente cuerpo de una prostituta, ante la inminente llegada de su esposa. c) Una mujer intenta recuperar a su hija, que se ha fugado a casa de su ex marido. d) Dos matrimonios de color, en vacaciones, se enfrentan en un despiadado partido de tennis. Todos ellos tienen en común una cosa: habitan el mismo hotel durante un día.El hotel es uno de los espacios privilegiados de la comedia, pues en él se reúnen personajes de la más diversa procedencia, en un decorado que no es; el suyo y en el que tras cada puerta se esconde un nuevo personaje con una nueva historia. Ariane, Avanti!, ¿Qué me pasa, doctor?, El Ritz, El hotel de los líos... Las comedias con hotel se cuentan por docenas en el cine americano, pues ningún otro lugar propicia tanto el enredo. Pero en California Suite nunca llega a haber enredo, sus personajes nunca convergen -cosa que el espectador espera durante toda la película-, probablemente porque el autor del guión -Neil Simon- no se atreve a enredar nada por miedo a enredarse él, cosa que suele ocurrirle -véase Un cadáver a los postres-. Este es el primer fallo de la película. Y no el único.

California Suite (California Suite)

Director: Herbert Ross.Guión: Neil Simon. Fotografía: David M. Waish. Música: Claude Bolling. Intérpretes: Alan Alds, Jane Fonda, Walter Malthau; Elaine May, Michael Caine, Maggie Smith, Richard Pryor y Bill Cosby Norteamericana, 1978. Locales de estreno: Lope de Vega y Juan de Austria

Tenemos, pues, cuatro historias aisladas. Simon juega en cada una de ellas con un tono. La historia de la actriz va de drama psicológico. La de la madre está tratada con un tono agridulce. La del esposo en apuros es la única que toca la comedia de enredo. Y la de las dos parejas de color es un intento de splastick, de comedia de torpezas, tortazos y accidentes, frustrado por una mecánica cómica demasiado previsible. Esta variación de tonos produce una película desequilibrada y dispersa. Maggie Smith ha recibido por su papel un Oscar a la mejor actriz secundaria, lo que parece, más que nada, una broma de los señores de la Academia, ya que premian a una actriz que interpreta a otra actriz nominada y que no recibe el Oscar. Sin que su interpretación sea mala -es tan correcta como en ella es habitual-, tampoco es nada del otro mundo. De hecho, no sobresale entre sus insignes compañeros de reparto.

California Suite es el tercer guión de Simon que filma Herbert Ross -tras La pareja chiflada y La chica del adiós- y también el peor. El éxito que ambos han obtenido es totalmente injustificado. Los éxitos taquilleros de Neil Simon son proporcionales a los fracasos de los últimos filmes de Billy Wilder. Mientras que las comedias de Wilder poseen una serena y profunda sabiduría, las de Simon constituyen dramáticos esfuerzos por alcanzar la brillantez y elegancia de que carecen. El ingenio de Simon es tan superficial que resulta cómplice. Esa es la clave de su éxito. Mientras Wilder, más clásico, romántico y perfeccionista que nunca, se adentra cada vez más en un difícil camino cuya regla consiste en no hacer concesiones.

Ross, por su parte, rueda un filme tras otro, aprovechando al máximo su buena racha. Su estilo, eficazmente blando, parece adaptarse a la perfección a los escritos de Simon. Paso decisivo y California Suite muestran hasta qué punto está incapacitado para levantar débiles historias.

Lo mejor de California Suite son los dignos esfuerzos de Walter Matthau por hacer graciosa una situación demasiado convencional y los títulos -a base de cuadros de David Hockney y música de Claude Bolling- que hacen esperar un plato mejor guisad que el que Simon y Ross, nos sirven.

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