El discurso, calificado de decimonónico y abstracto por la Oposición
De decimonónico y abstracto calificaron unánimemente el discurso programático del presidente Suárez las fuerzas políticas parlamentarias que votaron no en el acto de investidura. Mientras que los grupos que votaron a favor de la investidura de Adolfo Suárez resaltaban, sobre todo, la actitud prudente del presidente del Gobierno en el tema de las autonomías, las fuerzas de la Oposición fueron especialmente duras con el discurso del presidente Suárez, al que negaron dimensión de verdadero programa político y no pasaron de reconocerle un simple carácter de catálogo de intenciones.
Las intervenciones de los representantes de las fuerzas políticas con representación parlamentaria comenzaron a las cinco y diez de la tarde, tras las tres horas de reflexión que siguieron a la votación de investidura efectuada por la mañana en el Congreso de los Diputados. Las intervenciones se produjeron en orden proporcionalmente inverso a la importancia numérica de los votos conseguidos por las formaciones políticas, y por orden alfabético en lo que se refiere a aquellos grupos que sólo obtuvieron un diputado.Los últimos representantes de las fuerzas políticas de oposición en intervenir fueron Santiago Carrillo, secretario general del PCE, y Felipe González, primer secretario del PSOE. Santiago Carrillo, tras provocar la sonrisa de los diputados con una ocurrencia sobre la manera de informar de TVE, se refirió en un tono serio y preocupado al acto de investidura, calificándolo de «debate atado y bien atado», el cual redundaría, a su juicio, en perjuicio del Parlamento y «de otras instituciones por las que UCD debería velar». El líder comunista habló también seriamente cuando se refirió a las amenazas que algunos dicen que ha lanzado recientemente la clase obrera. « La clase obrera -precisó Santiago Carrillo- no amenaza cuando anuncia que ejercerá su derecho de huelga reconocido en la Constitución.» El secretario general del PCE dio la sensación, a lo largo de su intervención, de mostrarse defraudado por la actuación de Suárez, como si hubiera creído alguna vez que el presidente del Gobierno fuera progresista y que ahora había escorado hacia la derecha.
Felipe González no desaprovechó la ocasión para hacer un ataque directo al pasado franquista de Suárez. La intervención del primer secretario del PSOE fue especialmente dura para el presidente del Gobierno, aunque respetuosa en la forma y realizada con tono moderado. Felipe González esgrimió numerosas razones para el no de su grupo, unas de forma, otras de fondo, referidas al discurso del presidente, y otras referidas a la persona de Suárez.
Inició el turno de intervenciones Heribert Barrera, representante de Esquerra Republicana de Cataluña, y lo concluyó, pasadas las diez y media de la noche, Unión de Centro Democrático, a través de su portavoz interino, José Pedro Pérez Llorca.
Los cuatro representantes delas fuerzas políticas minoritarias que votaron no a la investidura del presidente Suárez (Heribert Barrera, Juan María Bandrés, Fernando Sagaseta y Blas Piñar) no fueron parcos en sus críticas a la intervención presidencial. Los tres primeros negaron reiteradamente al discurso presidencial el carácter de programa, limitándose a reconocerle el de simple catálogo de buenas intenciones.
Hipólito Gómez de las Roces, líder del Partido Aragonés Regionalista, dio su voto afirmativo exclusivamente en base al propósito anunciado en el discurso presidencial de elaborar en el futuro planes específicos de ayuda a las áreas regionales deprimidas. Jesús Aizpún, líder de la Unión Foral Navarra, no se refirió prácticamente para nada al discurso de Suárez, si bien lo calificó de realista.
Alejandro Rojas Marcos inauguró, las intervenciones de las fuerzas políticas con más de un diputado. Su discurso fue suave, grandilocuente en sus referencias a Andalucía, y anunció que sus votos podrían unirse a la izquierda histórica o a UCD, en caso de que una y otra ofrezcan algo a cambio a Andalucía. Los grupos de carácter nacionalista, como el PNV y Convergencia i Unió, coincidieron en achacar al discurso del presidente Suárez de falta de precisión en el problema de las autonomías. Javier Arzallus resaltó la poca concreción del presidente de cara a un calendario de aprobación y puesta en marcha de las autonomías, y Jordi Pujol manifestó su duda sobre si se admitiría o no el contenido del Estatuto de Autonomía catalán. Este último no dejó de llamar la atención de UCD sobre las consecuencias de radicalización que traería un posible pacto de UCD con las fuerzas de la nostalgia.
Manuel Fraga, en una intervención bien construida, razonó el sí de su grupo en base al supremo interés nacional. El líder de CD se refirió poco al discurso de Suárez y aprovechó la ocasión para exponer las ideas básicas de la política de su grupo. Joan Reventós, del PSC, por el contrario, analizó la falta de contenido programático del discurso de Suárez, al que calificó de decimonónico, abstracto y poco explícito.
La expectación de la Cámara y del público que presenciaba las intervenciones desde las tribunas aumentó cuando llegó el momento de las intervenciones de Santiago Carrillo y de Felipe González. El primero acusó a Suárez de haberse escorado peligrosamente hacia la derecha, y el segundo hizo una crítica muy dura del programa presentado por el candidato a presidente de Gobierno.
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