El conflicto chino-vietnamita: ni vencedores ni vencidos
La propaganda china y vietnamita sobre la guerra fronteriza ha insistido en sendos triunfos ante lo que unos calificaron de «contraataque» y los otros de «agresión». Pero ése es el fin de la propaganda, convertir en triunfo absoluto todo lo que acontece, positivo y negativo.Efectivamente ha habido triunfos de uno y otro bando, pero relativos, como también lo han sido los fracasos que cada una de las partes imputa a la otra.
El deseo chino de camuflar una invasión en toda regla como una operación de «defensa propia», por las violaciones a que ha sido sometida su frontera por parte de tropas vietnamitas, no convenció ni a los propios dirigentes de Pekín. Ellos lo sabían porque se trataba de un argumento de dispersión frente al hecho real pretendido de ejecutar una acción militar de gran envergadura contra Vietnam en su propio terreno y contra la Unión Soviética en el plano estratégico.
La operación de castigo militar contra Vietnam puede considerarse como un triunfo a corto plazo -desmantelamiento de bases de misiles y operación de «tierra quemada» en la zona fronteriza-, pero un fracaso inmediato también en el orden internacional, al no conseguir que los hombres que Vietnam mantiene en Camboya como soporte al nuevo régimen abandonasen sus posiciones.
Vietnam conserva su situación de dominio en Laos y Camboya y ahora sabe perfectamente qué tipo de ejército (el chino) entrena a los guerrilleros que les hacen frente en estos dos países.
Pero frente a la imagen de superpotencia que Pekín ha querido dar en Indochina, la acción de los militares chinos apuntó hacia Moscú y el experimento les resultó más que aceptable.
Frente a las opiniones acerca de que los militares soviéticos están poseídos de un sentimiento «bonapartista», la reciente guerra vietnamita ha demostrado que el Ejército soviético es implacable en la acción directa cuando se trata. de una amenaza a la «integridad de la patria» (enfrentamientos chino-soviéticos en el Amur y el Ussuri en 1963 y 1969), y de un desviacionismo en los países adictos a la órbita de la URSS (Hungría y Checoslovaquia), pero recurren a la neutralidad o a la acción indirecta si el conflicto está lejos de sus fronteras. Las fuerzas armadas de la URSS (ya no se llama Ejército Rojo) se han limitado a enviar algunas unidades navales a la zona, pero han evitado toda confrontación directa con el Ejército chino tanto en el archipiélago de las Paracelso como en la frontera común con China.
La invasión de Pekín ha servido en todo caso para que los soviéticos procuren una alianza más férrea con los vietnamitas y soliciten mantener tropas en Vietnam, utilizando al 100% las bases militares 'de Cam. Rahn y Danang e instalaciones exclusivas en el puerto de Haiphong.
Problemas internos
De todas formas, los problemas sociales y políticos internos de Vietnam y China han obligado a los dos países a no entregarse a fondo en una guerra larga y tradicional con vencedores y vencidos. Pekín está haciendo frente a un deseo, más que a una realidad, de modernizar sectores claves del país, con una situación económica empobrecida y una población que comienza a reclamar medidas de liberalización, que se escapan a los férreos controles del poder central. Una contestación política que abarca desde la crítica a la invasión de Vietnam y él replanteamiento de las relaciones con la URSS hasta poner en entredicho el propio sistema político. Vietnam padece una oposición política menos verbal que la china, pero más eficiente: la negativa por parte del Sur a admitir las directrices que emanan de la Administración de Hanoi. Prueba de ello es que mientras los objetivos económicos fijados para 1978 se cumplieron en el Norte en un 91%, la población del Sur sólo cumplió el 31 %. Los vietnamitas padecen problemas alimenticios agravados por la negativa china a suministrar un millón de toneladas anuales de arroz. Pekín sabe que la URSS puede enviar cañones, pero la mantequilla se derretiría en el camino. Es la única guerra clara ganada por China frente a Vietnam. A cambio ha perdido una influencia política en el seno del Buró Político del PC vietnamita, de cuyos catorce miembros algo menos de la mitad eran fieles partidarios de Pekín, incluyendo al número dos, Truorig Ching.
A partir de ahora, el conflicto indochino entra en una nueva fase, menos abierta en el terreno militar, pero de mayor trascendencia. La invasión china es un primer momento del combate por el predominio en la zona entre la URSS y China, con la ayuda norteamericana, si se hace caso del Ministerio de Asuntos Exteriores moscovita, quien a través de su órgano oficioso, Tiempos Nuevos, ha declarado que el consejero norteamericano Zbigniew Brzezinski está dispuesto a enviar a Pekín cuarenta millones de dólares como ayuda a los guerrilleros laosianos fieles a China.
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