Teng propone a Washington y Tokio la formación de un frente "antihegemonista"
, El viceprimer ministro chino, Teng Hsiao-ping, finalizó ayer su visita oficial a Estados Unidos, durante la que pidió ayuda tecnológica norteamericana para modernizar su país, e invitó a Washington a unirse con China Popular, Japón y Europa occidental en un frente común contra los «hegemonistas» soviéticos.
De regreso a China, Teng Hsiao-ping se detendrá brevemente hoy martes, en Japón, en lo que parece un gesto calculado para indicar a Moscú que el tan temido eje antisoviético Washington-Tokio-Pekín puede convertirse pronto en una realidad.El interés del dirigente chino en la compra de tecnología norteamericana obtuvo una acogida entusiasta por parte de las grandes corporaciones, que se disputan ya el potencial mercado de casi mil millones de personas. En la Administración se ve con «moderado optimismo» el futuro comercio con China.
La otra petición de Teng, la alianza contra la Unión Soviética, obtuvo en cambio el silencio oficial de la Administración Carter. Los norteamericanos pretenden dejar bien claro ante Moscú que no comparten la visión del viceprimer ministro chino y que continúan creyendo en el desarme y la distensión.
Pero para el Kremlin el silencio de Jimmy Carter equivale al asentimiento. Falta ahora por ver hasta qué punto están los soviéticos dispuestos a que sus ataques verbales contra Estados Unidos -el último, ayer, a través de Pravda- y la «carta china» se reflejen en las negociaciones del segundo acuerdo sobre limitación de armas estratégicas.
En los medios oficiales de Washington se cree que, pese a las andanadas verbales, el tratado SALT se firmará muy pronto, y Leónidas Brejnev visitará Washington en marzo. Pero las críticas de Teng Hsiao-ping a los «hegemonistas» han dado una buena baza a los sectores conservadores norteamericanos que se oponen a la firma del acuerdo. La lucha por la ratificación en el Senado se anuncia dura, y no se descarta una ofensiva amplia contra la propia política de distensión.
El otro gran tema conflictivo, el futuro de Taiwan, fue tratado con gran habilidad por Teng Hsiao-ping, que prometió la reunificación por medios pacíficos, aunque sin comprometerse a renunciar a la fuerza.
