El grupo Lliure, de Barcelona, premio Nacional de Teatro

«La concesión al Teatre Lliure del Premio Nacional de Teatro de este año sienta el importante precedente de haberse otorgado a un grupo, y no a una persona individual», dijo el ministro de Cultura, Pío Cabanillas, en la rueda de prensa en que él, junto. al director general de Teatro, Rafael Pérez Sierra, y al jurado que lo propuso, anunciaba la aceptación por parte del Ministerio de la propuesta ofrecida por los críticos.

«Ha sido -añadió Rafael Pérez Sierra- una decisión que, particularmente, nos alegra, porque ha resultado coincidente con una parte, quizá la más importante, de nuestra política en cuanto al teatro, y que es la de la descentralización. La elección concreta del Lilure nos alegra, porque no es un grupo estable inventado por nosotros, sino que por propia iniciativa viene realizando una importante labor en Cataluña. Coincide también con ese intento, fundamental en el trabajó de descentralización, que consiste en el apoyo, sostenimiento y animación de teatros estables en la periferia.»El procedimiento seguido en la concesión de este premio nacional, dotado con un millón de pesetas -que, a diferencia de la mayoría de los otros, se hace sin previa presentación por parte de los candidatos-, fue definido por Andrés Amorós, uno de los miembros del jurado. Según este método, de los acontecimientos teatrales del año, los críticos (Pablo Corbalán, Hermann Bonnin, Francisco Fernández Santos, Lorenzo López Sancho, Eduardo Haro Tecglen, Gonzalo Torrente Ballester y el propio Amorós) presentaron sus candidatos, que fueron discutidos y contestados, y en la última votación se decidió por unanimidad la concesión a Teatre Lliure, que, en la propuesta al Ministerio, aparecía acompañado con la mención de Els Joglars y José Luis Gómez, que habían llegado a la final.

Como el acto de presentación del premio fue aprovechado por la prensa para suscitar temas candentes de política cultural y especialmente teatral, Pío Cabanillas dijo que «es necesario, por un principio de elemental economía y productividad, que el Ministerio se encargue de poner en producción los medios que tenemos, los locales que ya existen y que están, por desgracia, subutilizados». En este sentido, el director general de Teatro pun tualizó que el Palacio de Cristal del Retiro empezaría a funcionar como teatro estable infantil, aunque «el teatro nacional infantil, o si usted quiere, la Compañía Rinconete y Cortadillo, ya está funcionando, y no sólo en Madrid, sino en provincias, con una importante afluencia de público». El ministro se refirió a «cierta oposición» a que el Palacio de Cristal se utilizara com teatro para niños, y el señor Pérez Sierra añadió que «lo que no quieren entender es que nos podemos ir de allí en 48 horas, y que esta actividad es compatible con otras que pueden y deben llevarse a cabo allí». Preguntados sobre quiénes eran esos «ellos», ni el ministro ni el director general concretaron nada. «Esa oposición -dijo el señor Cabanillas- no tiene, esta vez, ningún matiz político.»

El Teatre Lliure es una compañía profesional, independiente, que, efectivamente, tiene sitio estable en la barriada de Gracia, en Barcelona, y que funciona en régimen de cooperativa. Vienen trabajando desde 1976, y sus más importantes montajes, muestra de teatro de director fundamentalmente, y las más de las veces, recreaciones clásicas, han sido Cami de nit, 1854, Mahagonny, La cacatúa verde, Leonci i Lena, y Titus Andronic. En este grupo, que consta de dieciocho miembros, entre directores y actores, que reciben de la cooperativa un salarlo fijo e igual para todos, y que van intentando progresivamente montajes colectivos, el premio nacional consagra sus intentos de romper con la tradición de espacio teatral, con lo que contravenía directamente las normas del Reglamento de Policía de Espectáculos de 1935, y todavía en vigor. En este sentido, el director general de Teatro ha dicho a EL PAIS que «uno de los proyectos más importantes cara al año entrante está en la desaparición de ese reglamento, que impide la representación en locales no estrictamente teatrales, siendo así que por ahí va la dirección del teatro vivo».