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Reportaje:

En 1943, Estados Unidos pretendió instalar una base aérea en las Canarias

El problema de las bases americanas en España hunde sus raíces en la segunda guerra mundial. Dejando de lado la negociación de rutas civiles y derechos de sobrevuelo para compañías privadas, reanudada en junio de 1943, en febrero de 1945 Estados Unidos llegaron a un acuerdo con el Gobierno español por el que los aviones americanos del Air Transport Command (ATC) obtienen los derechos de sobrevuelo y aterrizaje en España. Además, Estados Unidos obtuvieron permiso para instalar equipos militares y alargar el aeropuerto de Barajas, haciéndole adaptable a aviones cuatrimotores, con el equipo y el personal civil necesario y la comunicación directa por radio, todo ello hasta el 19 de abril de 1946.En el mes de mayo de 1945 se añadieron más concesiones por parte española. España, en opinión del general Franco al agregado militar norteamericano, Wendell G. Johnson, «era una nación americana». Los aviones del ATC pudieron sobrevolar el Sahara español en sus vuelos desde Dakar a Casablanca, y aterrizar en Cabo Juby y Villa Cisneros, permitiéndose la instalación del equipo y el personal de mantenimiento correspondiente. A finales de este mismo mes de mayo fueron concedidos derechos de sobrevuelo a aviones tácticos desarmados, que procedían a la retirada de hombres y material del escenario europeo para su inmediato uso en el Pacífico. Asimismo, el Gobierno español permitió a los aliados el control del tráfico de pasajeros entre la Península y Marruecos y la ejecución de un proyecto de mapa aéreo.

El proyecto de base en Canarias

La Junta de Estados Mayores -Joint Chiefs of Staff- (JCS) desde finales de 1943 tenía preparada una lista de bases necesarias en las diversas partes del globo, divididas por categorías (primarias, secundarias, subsidiarias, menores y de tránsito), por importancia (esenciales, solicitables y deseables), por el grado de los derechos (exclusivas, conjuntas, en participación, de tránsito) ya fuesen navales, aéreas o terrestres. En esta lista aparecía la base aérea de Canarias, calificada como secundaria -esencial para la protección y/o acceso a las bases primarias y para el impulso de las operaciones militares-, esencial -de primera Importancia en el sistema de bases-, conjunta -a largo plazo y uso conjunto con el Gobierno de soberanía-. Posteriormente fue considerada como base subsidiaria.Al finalizarse el acuerdo de 19 de febrero de 1945, y a pesar de no haber sido prorrogado, los aviones ATC seguían sobrevolando el Sahara español en su ruta Dakar-Casablanca. Es en este contexto donde hay que situar el nuevo estudio de JCS sobre la posible utilización de Canarias. Las propuestas al secretario de Estado norteamericano iban en la línea de obtener una base conjunta en el aeropuerto de El Gando, en Gran Canaria, con la enumeración de unos derechos máximos y mínimos, el requisito de sola ocupación de instalaciones específicas y servicios, la obligación por parte de España de notificar previamente a Estados Unidos cualquier intención de dar participación a una tercera nación, y de no garantizar semejantes o superiores derechos militares a cualquier otra nación.

Seguidamente, JCS recomendaba que en cualquier acuerdo debía ser específicamente afirmado lo siguiente: «A este respecto nada debía ser interpretado como un compromiso, por parte de Estados Unidos a mantener servicios militares en las islas Canarias, cuando, a juicio de Estados Unidos, tales servicios no fuesen necesarios para la seguridad de este área y/o de Estados Unidos.» El compromiso era claro e inapelable.

Asimismo, y muy significativamente, JCS reconocía que sería ventajoso para España si, y cuando llegase a ser un miembro de las Naciones Unidas, en cumplimiento del artículo 43 de la Carta, ofreciese al Consejo de Seguridad, si era requerido a ello, algunos o todos los servicios garantizados a Estados Unidos, pero se exigía una previa notificación. Se seguía considerando, si bien de forma independiente, la negociación para la adquisición de derechos a largo plazo de sobrevuelo y aterrizaje de emergencia sobre el Sahara español. Pero el 5 de agosto de 1946 el miembro del Departamento de Estado del comité de coordinación introducía la siguiente nota antes de aprobarse el memorándum que había de pasar al Departamento de Estado: «Es la opinión del miembro del Departamento de Estado que este Gobierno no está ahora en posición de iniciar negociaciones sobre derechos militares con el Gobierno español, ni parece probable que tales negociaciones puedan ser emprendidas en un futuro predecible.»

Las convulsiones de la guerra fría

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En efecto, el 12 de diciembre, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobaba por 34 votos a favor, seis en contra y catorce abstenciones una resolución que recomendaba la retirada de Madrid de embajadores y ministros plenipotenciarios. El año 1947 conocerá el lanzamiento del programa de recuperación europea por el general George C. Marshall, abierto incluso a Rusia y a los países satélites europeos. Pero Stalin no aceptó la invitación, a pesar de los deseos de países como Polonia y Checoslovaquia, fundando por su parte el Kominform en el mes de septiembre. Se empezaban a perfilar los dos bloques. Este mismo año el Congreso norteamericano aprobaba el Acta de Seguridad Nacional, que condujo a la fundación del Consejo Nacional de Seguridad y la CIA. Este acta autorizaría a la Junta de Estados Mayores para la preparación y planificación de una posible guerra.En 1948 hará su aparición la Unión Occidental, surgida como respuesta a la creación del Kominform, produciéndose al poco tiempo el bloqueo de Berlín oeste. Más tarde, el 4 de abril de 1949, se firmaba en Washington el documento constitutivo del Pacto Atlántico (NATO). A finales de este año, el Pentágono tenía ya a punto un plan de fundamental importancia: el plan Dropshot.

Planteamientos militares

Dropshot había sido precedido por otros planes. Ya a finales de 1945, Eisenhower tenía preparado, en caso de guerra, el plan Totality, que tuvo diversas variaciones, aunque sin demasiada entidad, hasta llegar a los planes globales que surgen con motivo de la crisis de Berlín, el golpe de Estado en Checoslovaquia y las conmociones de 1948, en especial, Broiler, Chanoteer y Fleetwood, que serán los principales precedentes de Dropshot.En estos planes se presuponía que el comunismo de Stalin tenía como último objetivo la dominación mundial, ya por vía de infiltración y lucha de clases, ya por medios militares, si estos métodos no eran suficientes.

Los objetivos que el Pentágono trataba de conseguir eran la destrucción de la capacidad guerrera de la Unión Soviética que conllevase una retirada de los territorios ocupados desde 1939, el abandono de cualquier ideología que propugnase la dominación mundial o la violación de la soberanía de un Estado por otro, y la creación de Gobiernos que practicasen una política de buena voluntad según los principios de las Naciones Unidas. Para ello se debían «iniciar operaciones estratégicas aéreas tan pronto como fuese posible, una vez iniciadas las hostilidades, lanzando un ataque previamente estudiado, con el empleo de bombas atómicas, contra centros gubernamentales, políticos y administrativos, áreas industriales urbanas y seleccionados centros petrolíferos de la Unión Soviética desde bases situadas en el hemisferio occidental y el Reino Unido (Plan Charioteer). Se preveía que las intenciones estratégicas de la Unión Soviética irían dirigidas en un primer momento a la conquista de Eurasia, incluida Inglaterra, y posteriormente de Estados Unidos, los dos principales bastiones democráticos (Plan Fleetwood).

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