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La encrucijada argelina

La muerte de Bumedian abre un periodo de interinidad revolucionaria en Argelia

El presidente argelino, Huari Bumedian, falleció ayer en horas de la madrugada, al término de una larga agonía que lo mantuvo en coma profundo por espacio de cuarenta días. La jefatura del Estado es asumida, interinamente, por el presidente de la Asamblea Nacional Popular, Rabah Bitat, en aplicación de lo dispuesto por la Constitución, según la cual habrá de celebrarse un congreso extraordinario del Frente de Liberación Nacional (FLN) para designar el futuro candidato a la presidencia en un plazo máximo de 45 días. En toda Argelia tienen lugar escenas de paroxismo e histeria popular que recuerdan, con menor dimensión, la muerte de Gamal Nasser. Los funerales de Bumedian se celebrarán mañana, viernes, en presencia de numerosas personalidades del mundo árabe.

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Bumedian falleció a las cuatro menos cinco de la madrugada. Los argelinos conocieron la noticia cuatro horas más tarde, cuando la radio oficial interrumpió sus emisiones para difundir música religiosa y versículos del Corán. En Argel todos los establecimientos cerraron sus puertas, y los primeros grupos de manifestantes paralizaron el tráfico, portando retratos del fallecido dirigente y gritando Allah uakbar (Dios es grande).

Una sesión extraordinaria del Parlamento, en presencia de los ocho miembros del Consejo de la Revolución, el Gobierno, los principales jefes militares y el cuerpo diplomático, constató el «vacío del poder», tras la lectura del parte médico firmado por seis especialistas argelinos, en el que no se dan precisiones sobre el motivo de la muerte de Bumedian, aunque se sabe que ésta obedece a una forma de cáncer de sangre conocida como «síndrome de Waldestrom» o «macroglobulinemia», cuyas últimas consecuencias fueron un paro renal, coágulos en el cerebro y hemorragias internas.Bitat: "Período complejo"

Tras la designación de Rabah Bitat como presidente de la República con carácter interino, éste hizo referencia, en un breve discurso, a la «complejidad del período transitorio en un país donde las instituciones no han sido completadas de forma definitiva». La dificultad consiste en que la muerte de Bumedian ha ocurrido antes de que se terminara el proceso de institucionalización del nuevo régimen nacido en junio de 1965 al socaire del golpe militar contra Ahmed Ben Bella, ya que no se ha celebrado todavía el segundo congreso ordinario del FLN, que debía dotar al partido único argelino de una nueva dirección y unos nuevos estatutos.

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Tampoco ha pasado inadvertida la insistencia del presidente Rabah Bitat en subrayar que la Constitución argelina «determina las vías y los medios para elegir con claridad los nuevos órganos de la dirección del país». Aquí se interpreta esta frase como la voluntad del nuevo presidente argelino, no obstante la provisionalidad de su mandato, de hacer jugar un papel decisivo a los «políticos» frente a los jefes militares, que disponen de la única fuerza organizada y disciplinada en Argelia.

«La mejor manera de honrar dignamente la memoria del presidente Bumedian consiste en concretar los objetivos de la revolución socialista», afirmó en su discurso el hasta ahora presidente de la Asamblea argelina, el único de los nueve jefes «históricos» del FLN que jamás ha caído en desgracia.

Homenaje a la estabilidad

Rabah Bitat rindió también homenaje a la «estabilidad» mantenida en Argelia durante las semanas difíciles de la enfermedad de Bumedian y lanzó un llamamiento al «civismo, la disciplina y el patriotismo de los argelinos».

El féretro que contiene los restos de Bumedian ha sido colocado en el interior del palacio del Pueblo, antigua residencia de los gobernadores franceses, un edificio imponente cuya arquitectura recuerda vagamente un palacete de estilo morisco. Todas las calles adyacentes contienen difícilmente una enorme masa humana formada por estudiantes y jóvenes que, en su mayor parte, corean consignas en defensa de «la opción socialista de la revolución argelina».

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