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La encrucijada argelina

La sucesión, un problema difícil

La sucesión de Huari Bumedian constituye un problema difícil y delicado, no sólo porque su fallecimiento ocurre antes de que se completen las instituciones políticas esbozadas a la sombra de la Carta Nacional, adoptada en 1976, en la que se definen los principios ideológicos de la revolución socialista argelina, sino porque la propia Constitución contiene elementos contradictorios.El artículo 117 de la Constitución, invocado por el presidente interino Rabah Bitat, afirma que el futuro presidente debe ser nombrado a través de un congreso extraordinario del FLN, que debe tener lugar en un plazo máximo de 45 días. El presidente interino no puede ser candidato. Pero otro artículo de la Constitución, el 105, señala que el procedimiento para nombrar a un candidato a la presidencia corresponderá al congreso del FLN, «tras la celebración del congreso ordinario».

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Teóricamente, durante los 45 días deben celebrarse, pues, dos congresos del FLN, el ordinario, destinado a dotarse de una nueva dirección política (en la que se integraría el Consejo de la Revolución) y el extraordinario, en el que se nombraría al futuro candidato a la máxima magistratura. Este mecanismo parece chocar con la premura del tiempo, y todo da a entender que la solución elegida será la de convocar un congreso extraordinario, con asistencia restringida, en el que jugaría un papel determinante la llamada «comisión de cuadros» del FLN.

Al margen del procedimiento, permanece el convencimiento, anclado aquí en círculos oficiales, de que Bumedian no podrá ser sustituido fácilmente por un sólo personaje. Ante esa situación se tendería a mantener un sistema de dirección colegiada por algún tiempo, integrada por el Consejo de la Revolución, el presidente de la Asamblea y una parte del Gabinete, así como los principales jefes de las regiones militares.

Bitat, ministro con Ben Bella y con Bumedian

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Llamado por la Constitución a asegurar la presidencia interina de la República argelina, Rabah Bitat es el último de los «jefes históricos» de la revolución argelina y el único que ha ocupado sendos cargos ministeriales en los Gabinetes de Ben Bella y Bumedian.

Nació en Ain Kerna, el 19 de diciembre de 1925, y militó, desde su juventud, en las filas del grupo Organización Especial del Partido del Pueblo Argelino que dirigía el líder místico Messali Hadj, primer movimiento argelino partidario de la lucha armada para terminar con la presencia colonial francesa. En 1951 pasó a la clandestinidad, tras haber participado en una serie de atentados contra el ocupante y fue condenado, por contumacia, a una pena de cinco años de cárcel.

Tras la independencia y luego de haber ocupado la vicepresidencia del primer Gabinete de Ben Bella, entra en conflicto con éste, dimite y se exilia. Una semana después del « reajuste histórico» de Dumedian, en junio de 1965, se pronuncia por el nuevo régimen, siendo nombrado ministro de Estado y posteriormente de Transportes. El 5 de marzo de 1977 renuncia a sus funciones ministeriales y es elegido para la presidencia de la nueva Asamblea.

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