El régimen de Bumedian logró fragmentar a la oposición
La desaparición de Huari Bumedian de la escena política plantea la continuidad de un régimen que durante trece años quedó marcado por su personalidad carismática y rígida. En ese lapso de tiempo han sido rarísimas las referencias públicas a una oposición que, según la tesis oficial, ha dejado de tener validez ante las jóvenes generaciones argelinas.
De los nueve jefes históricos del Frente de Liberación Nacional (FLN), casi todos han conocido un destino trágico: Mostefa Ben Bulaid, Larbi Ben Midi y Diduche Mourad murieron en combate durante la guerra de liberación y han sido consagrados mártires de la revolución argelina. Ahmed Ben Bella permanece en residencia vigilada desde hace trece años. Belkacem Krim y Mohamed Khider fueron asesinados, el primero en Francfort, en 1973, y el segundo en Madrid, en 1967. Mohamed Budiaf y Hocine Alt Ahmed encabezan la «oposición exterior» y residen en el extranjero, y sólo uno, Rabalí Bitat, no cayó nunca en desgracia y, tras ocupar sendos puestos ministeriales bajo las presidencias de Ben Bella y Bumedian, preside actualmente la Asamblea Nacional popular argelina. Es ahora jefe de Estado interino.El nombre de Ahmed Ben Bella, primer presidente de la Argelia independiente, ha sido uno de los grandes «tabús» del régimen argelino impuesto por Bumedian el 19 de junio de 1965. Mantenido desde entonces en residencia vigilada, en un chalet de estilo moderno situado no lejos de la capital argelina, se le permitió contraer nupcias el 25 de mayo de 1971 con una joven periodista militante del FLN.
Durante un largo período se temió por la vida de Ben Bella, hasta que, ocho meses después de haber sido confinado, pudo ser visitado por su madre. En una entrevista concedida en 1975 al periodista francés Francis Jeanson, Huari Bumedian ridiculizaba los rumores que corrieron sobre el ajusticiamiento de Ben Bella y declaraba que éste «jamás había sido encarcelado y goza de todas las comodidades..., pero ha dejado de tener un puesto en la vida política argelina».
En 1976, el comienzo del proceso de institucionalización, abierto con la adopción de la «carta nacional», en la que se enuncian los principios ideológicos de la revolución socialista árabe argelina, suscitó el resurgimiento de las críticas formuladas por Mohamed Budiaf, antiguo ministro de Estado en el primer Gabinete del Gobierno provisional de la República Argelina (GPRA), dirigido por Ferhat Abbas, y uno de los hombres que desataron la insurrección armada en Argelia en 1954.
En razón de su gran intransigencia doctrinal entró en disidencia con los demás jefes históricos, quienes rechazaban el exclusivismo de la lucha de clases como base de acción del FLN y quedó al margen de las fuerzas políticas que se disputaban la dirección de la Argelia independiente, exiliándose y fundando el Partido de la Revolución Socialista (PRS).
Hocine Ait Ahmed, otro de los jefes históricos, antiguo dirigente de la organización paramilitar secreta (OS) y ministro de Estado en el primer Gobierno del GPRA, vive también en el exilio después de haber fundado en 1963 el llamado Frente de las Fuerzas Socialistas (FFS).
En septiembre de 1963 dirige la rebelión Kabilia, donde se mezclaban las aspiraciones nacionales de la importante minoría berebere y una voluntad acusada en los partidarios del «wilayismo» (tendencia en favor del reforzamiento de los poderes regionales contra el «centralismo») a emplear las armas que todavía seguían en su poder, al término de la guerra.
Otras voces se han elevado dentro de la propia Argelia para reclamar un cambio de régimen e instituciones. La más conocida se produjo el 9 de marzo de 1976, cuando cuatro personalidades de la época histórica, entre las que se hallaban dos antiguos presidentes del GPRA, Ferhat Abbas y Benyucef Ben Khedda, emitieron un llamamiento en el que se denunciaba el peligro que hacía correr al país la forma en que sus dirigentes contemplaban el conflicto del Sahara occidental.
Considerado como un fiel reflejo de la opinión de la burguesía liberal argelina, el documento suscitó las iras de las autoridades legales.
Menos de un mes más tarde, un segundo llamamiento circuló clandestinamente en Argel, solidarizándose con los cuatro veteranos, aunque criticando su posición sobre el Sahara. En diciembre de 1976, un documento más amplio, emitido por una autodenominada Unión por la Libertad y la Democracia, criticaba de nuevo a Huari Bumedian y su poder personal, y exigía la elección de una Asamblea realmente representativa.
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