Gromiko se negó a anunciar en Ginebra el acuerdo SALT II
Una profunda preocupación soviética sobre la brusca decisión del presidente Carter de normalizar las relaciones con China, parece ser la causa que provocó que la reunión entre, el secretario de Estado, Cyrus Vance, y el ministro soviético de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, en Ginebra, terminara sin el anuncio de un acuerdo-marco en las conversaciones sobre limitación de armas estratégicas (SALT II).Fuentes norteamericanas revelaron ayer que Vance, que regresó el domingo a Washington, no pudo limar las asperezas soviéticas sobre esta normalización, pese a que, según declaró ayer Gromiko en Moscú, en las conversaciones se alcanzó «algún progreso». Estos limitados progresos son los que han hecho anunciar a bombo y platillo que Carter y Brejnev firmarán en febrero este acuerdo.
Vance y Gromiko concluyeron en Ginebra prácticamente todos los temas importantes de las SALT II, pero a última hora la delegación soviética empezó a insistir en puntos de menor importancia para no alcanzar un acuerdo tal y como se esperaba.
A pesar de ello, la Administración Carter confía oficialmente en lograr un rápido acuerdo y en poder celebrar en febrero un encuentro entre el presidente norteamericano y Leónidas Brejnev.
El propio Jimmy Carter, que pasa las fiestas navideñas en su pueblo natal de Plains (Georgia), declaró ayer, en una conversación informal con la prensa, que esperaba «un pronto encuentro con Brejnev para firmar el acuerdo SALT».
«Quedan aún pendientes un par de problemas, pero se resolverán a través de la vía diplomática ordinaria», añadió Carter.
El presidente norteamericano manifestó que estaba dispuesto a celebrar una cumbre con su colega soviético en enero, pero que creía que ésta se retrasaría.
Fuentes norteamericanas afirman que Brejnev no desea ir a Washington hasta después de la visita oficial que hará a Estados Unidos el viceprimer ministro chino, Teng Psiao-ping, la cual se inicia el 29 de enero.
Esta reacción se hizo patente en el mensaje del presidente soviético a Carter a raíz de la normalización de relaciones con China, que la agencia Tass transcribió íntegro después de que el propio Carter ocultara algunos de sus párrafos.
En concreto, Brejnev dijo en su mensaje que «la Unión Soviética seguirá muy de cerca el desarrollo de las relaciones chino-norteamericanas para ver en qué resultan en la práctica y después sacará las conclusiones apropiadas». Las críticas de Moscú a Washington por este paso han continuado desde la semana pasada sin cesar un solo día.
La última oposición soviética surgida en Ginebra el fin de semana pasado se basa, según fuentes norteamericanas, en revisar el plazo de 1980 acordado anteriormente para equiparar los arsenales balísticos intercontinentales entre las dos potencias. Según ese plazo, los soviéticos tendrían que desmantelar 150 misiles intercontinentales, al superar en estos momentos en número a los norteamericanos.
En el protocolo del tratado que se negocia desde hace seis años se fijaba el plazo de 1980, pero Moscú desea ahora ampliarlo a 1982.
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