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Washington guarda silencio sobre el golpe de Estado en Bolivia

La inmediata puesta en marcha de la Administración boliviana, horas después del golpe de Estado que derrocó al general Pereda, así como una subida espectacular de la cotización del estaño en el mercado de Londres y el silencio que todavía observa el Departamento de Estado norteamericano configuraban ayer la situación política boliviana a raíz del pronunciamiento incruento que ha llevado al poder al general David Padilla.El nuevo Gobierno boliviano empezó ayer mismo a trabajar para cumplir con la promesa de constitucionalizar el país y dispuso que las elecciones generales se verifiquen el primer domingo de 1979. En el curso de la mañana de ayer, a las pocas horas del golpe, comenzó el alud de comunicados de apoyo a la decisión del nuevo Gobierno de constitucionalizar rápidamente el país. La influyente coalición izquierdista Unión Democrática y Popular (UDP) fue la primera en pronunciarse en favor del proyecto de rápida constitucionalización, lo mismo que la Central Obrera Boliviana (COB).

El inesperado golpe que derrocó a Pereda se halla avalado por un movimiento castrense conocido en los medios locales como generacional, que aglutina a jefes y oficiales de mediana jerarquía que desde hace varios años luchan por el retorno a la democracia. Parte de los oficiales que forman el movimiento generacional fueron designados ayer para ocupar varios ministerios del Gobierno militar de transición.

Debe destacarse la presencia en el Gabinete del teniente coronel Raúl López Leyton, de su colega Gary Prado y del coronel Jorge Echazu, quienes lucharon abiertamente contra el régimen del general Hugo Banzer para que las fuerzas armadas se replegaran a sus cuarteles y dieran paso a la democracia. Algunos militares del nuevo Gabinete cayeron en desgracia por su abierto desafío y, fueron separados de las fuerzas armadas durante el Gobierno de Banzer.

El nuevo Gobierno -cuya cartera de Hacienda no ha sido aún cubierta-, pese a ser defacto, tiene en su favor el arma de la rápida constitucionalización, lo que le permitió obtener rápidamente apoyos de varios grupos políticos.

David Padilla, de 51 años, fue la principal figura para el derrocamiento de Pereda. Se afirma que en la víspera conminó dos veces al mandatario a dimitir; ante la negativa; el movimiento militar optó por el golpe de Estado.

En el discurso pronunciado la tarde del viernes a través de la cadena de radio y televisión, el general Padilla afirmó que una nación «no puede estructurar su grandeza si no está apoyada por la voluntad soberana y libre de su pueblo». Por ello -dijo-, nuestra actitud, como en ninguna otra época de la historia, va más allá del simple interés de grupo o de partido, porque estamos inspirados y actuamos en función de ese pueblo que demanda de su institución tutelar una actitud noble y de absoluto desprendimiento.» El nuevo presidente advirtió ayer tarde en La Paz que si los bolivianos no consiguen la unión «intereses externos pondrían en serio peligro la existencia misma de la nación».

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Silencio en Washington

El Departamento de Estado norteamericano mantiene silencio acerca del golpe de Estado ocurrido en la madrugada del viernes en Bolivia. Una fuente del Departamento declaró a Efe que por el momento no hay reacción al golpe, aunque se espera que la próxima semana el Gobierno norteamericano exprese su opinión acerca de este acontecimiento. Como continuación del largo fin de semana comenzado el jueves, día festivo, el Departamento de Estado suspendió sus habituales ruedas de prensa, por lo que considera normal que no haya reaccionado por el momento al golpe en Bolivia.

Sin embargo, en medios diplomáticos iberoamericanos se estimó que el anuncio del nuevo Gobierno de que adelantará las elecciones a julio del próximo año se aproxima más a la posición de Washington sobre el tema.

José Francisco Peña Gómez, quien, además, es un alto dirigente de la Internacional Socialista en Iberoamérica, consideró que la política de los derechos humanos del presidente Jimmy Carter y la unidad de los socialdemócratas han sido los factores para el ascenso de la democracia en América, y la prueba está ahí, en Bolivia.

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