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El frente saharaui intenta obtener ventajas políticas del Gobierno español

Un clima de prudente optimismo rodea las conversaciones que mantiene aquí, en la sede oficial del Polisario, el secretario de relaciones internacionales de UCD, Javier Rupérez, con una delegación integrada por Ahmed Bukhari, Salem Uld Salek y Omar Mansur, todos ellos miembros del buró político del frente saharaui. Se sabe que la clave de estos conciliábulos no es tanto definir las modalidades de entrega de los pescadores españoles capturados en abril pasado como comprometer a la formación gubernamental española en un esquema político cuyo principal objetivo es propulsar el tema de la descolonización del Sahara occidental en el marco de las Naciones Unidas.Si la liberación de los tripulantes del pesquero Las Palomas constituyera únicamente para el Polisario la posibilidad de establecer un modus vivendi con la UCD no habría sido necesario que Rupérez se trasladara de nuevo a Argel.

Lo prolongado de la espera obedece, en gran parte, a que el movimiento independentista tiene el deliberado propósito de aprovechar las conversaciones con el emisario español para tratar de desandar lo andado en materia de descolonización del Sahara occidental, y ello a pesar del profundo desagrado del secretario de relaciones internacionales de UCD a adoptar tales razonamientos, que se salen de su cometido.

Un elemento de peso a la hora de valorar el sentido de estas conversaciones sería con.ocer qué grado de presión dialéctica emplea el Polisario para transformar el conciliábulo UCD-Polisario en un diálogo Polisario-Gobierno español y si para las dos partes esto es una simple noción de semántica o un sujeto con ribetes capciosos. El frente saharaui y la prensa oficial argelina han hecho de la estancia de Rupérez un secreto de pacotilla, ignorandola ante la opinión pública.

La ausencia de Omar Hadrani, el principal negociador del Polisario, en estas conversaciones se interpreta aquí como la voluntad de dividir las mismas en dos fases istintas: una de acercamiento, encomendada a Ahmed Bukhari, conocedor de las cuestiones españolas, y otra de definición que vendría a producirse antes del domingo próximo. No cabe la menor duda de que el Polisario desea balancear con Madrid el contrapeso que representan los temores y vacilaciones del nuevo régimen de Nuakchott a cortar amarras con Marruecos.

Esto ha quedado demostrado ayer a través de la solemne advertencia pronunciada en la capital francesa por el ministro de Asuntos Exteriores saharaui, Ibrahim Hakim, quien, luego de revelar que existieron contactos bilaterales entre mauritanos y polisarios en París del 9 al 14 de septiembre, dijo que los mauritanos «no aportaron nada en concreto y se encasillaron en una posición negativa».

La otra parte de la misión confiada a Rupérez está relacionada con el deshielo de las relaciones hispano-argelinas y pasa por la presidencia, cancillería y Frente de Liberación Nacional argelinos. A tal respecto, parece confirmarse que los argelinos no desean por ahora ejercer ningún tipo de presión concreta sobre el polisario y se mantienen a la expectativa.

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