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El teatro de Galdós puede tener vigencia en la actualidad

Ultimas sesiones del II Congreso Internacional Galdosiano

El dramaturgo Francisco Nieva ha realizado una adaptación escénica de Casandra, de Benito Pérez Galdós, basada en la novela dialogada y la posterior versión teatral que se estrenó en Madrid en 1910, según explicó el profesor Andrés Amorós en una conferencia sobre estas tres versiones pronunciada en las sesiones del II Congreso Internacional Galdosiano, clausurado el pasado miércoles en Las Palmas. En otras ponencias del Congreso se intentó situar la vigencia actual del teatro de Galdós, que llegó a escribir veinticuatro obras, aunque desde una perspectiva más literaria, sin analizar los valores estrictamente dramáticos.

En opinión del profesor Amorós, el teatro galdosiano tiene importancia histórica, pero su puesta en escena actual requiere adaptaciones libres, como la escrita por Nieva, que no llegará, de momento, a los escenarios, al fracasar la formación de la compañía a quien iba dirigida para su estreno. En su versión, Nieva potencia los elementos de crítica social crisis de valores y eróticos, que Galdós sólo expone de una forma discreta para la mentalidad del público actual.El Galdós autor dramático y teórico del teatro ha recibido me nos atención por parte de los especialistas, dedicados al estudio de su obra narrativa, siendo los dramas más analizados Realidad y Electra. Los críticos no se ponen de acuerdo en la valoración escénica, reflejo de los fracasos y éxitos de los estrenos de sus obra para un autor que buscaba con pasión comunicarse de un modo más directo y amplio que sus novelas con el nuevo público progresista a comienzos de la década de 1890. Su temprana afición por el género dramático quedó frustrada por el fracaso de sus primeras obras, en las que apenas establecía diferencias entre novela y drama, y volvió al teatro después de su consagración como novelista. El esfuerzo intelectual iba dirigido a revitalizar el teatro nacional de la época con nuevos modelos dramáticos en un momento de total decadencia teatral, con dramaturgos didácticos y los melodramas de Echegaray.

Los últimos historiadores del teatro rastrean su influencia en el presente siglo en Valle-Inclán, García Lorca y Unamuno, como precursor del teatro contemporáneo. En sus teorías drarnáticas, expuestas en su etapa naturalista y, antes de comenzar su carrera como autor teatral, la profesora Matilde L. Boo destacó la exactitud escenográfica y la verdad en personajes y situaciones, ideas con una clara influencia de Zola, queriendo llevar al escenario una moral libre de convencionalismos, preocupado por la reacción del espectador, cuyo aplauso considera una manifestación de la emoción estética. Galdós tuvo en cuenta la impoftancia de la interpretación, aceptaba los cambios sugeridos por los actores y actrices de la época, como María Guerrero, Emilio Mario o María Tubau, para quienes escribió varias obras. Se lamenta de la incompetencia y superficialidad de algunos críticos y se queja de la falta de ayuda por parte del Estado.

La renovación de la escena deseada por Galdós, según expuso el profesor Víctor Fuentes, está ligada a un proyecto de una nueva sociedad basada en los ideales democráticos y los ciclos de su teatro se corresponden con los momentos de intensificación de la lucha social y política. En sus obras, sobre todo Electra y Casandra, se proyecta «la lucha a muerte entre las fuerzas oligárquicas y las fuerzas de la libertad».

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