Argentina, hoy
Unos amigos argentinos que residieron hace pocos días en mi casa, y cuya identidad me piden no revelar, pero de cuya veracidad no tengo la menor duda, me contaron que tienen un chalet en las proximidades del Río de la Plata. Durante largo tiempo escuchaban cada noche el motor de un helicóptero que pasaba cerca de su casa en dirección al río, y al cabo de poco rato regresaba.Por entonces, el yate de unos conocidos suyos sufrió en aquel lugar, una avería, con tan mala fortuna que en el momento de sacar el motor para repararlo, cayó, por la borda y se fue al fondo. Contrataron un buzo para que lo extrajera, y en presencia de mis amigos y los dueños del yate, éste se sumergió. Cinco minutos después, ascendió precipitadamente. Al quitarle el casco, el hombre, lívido, dijo: «Por nada del mundo bajaría ahí de nuevo. ¡El fondo entero está lleno de cadáveres con los pies atados a un bloque de cemento! »
No es difícil adivinar el destino de los recorridos nocturnos del helicóptero, ni la suerte de tantos, miles de «desaparecidos» en estos últimos años.
Catedrático de Derecho Politíco de la Universidad de Granada
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