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Rousseau, precursor de los movimientos revolucionarios juveniles

Inauguración de un coloquio internacional en La Rábida (Huelva)

Ayer se inauguró el coloquio internacional de la Universidad Hispanoamericana de La Rábida (Huelva) sobre el bicentenario de la muerte de Rousseau. Inauguró el coloquio el profesor Juan Velarde Fuertes, rector de la mencionada Universidad, declarando que la influencia de Rousseau ha sido decisiva en España y en Hispanoamérica.

Así, por ejemplo, citó que la burguesía asturiana y vasca, al crear las Sociedades Económicas de Amigos del País, buscaron en la obra de Rousseau la racionalización de sus intereses. También la burguesía hispanoamericana descubrió en el pensamiento de Rousseau las armas ideológicas para justificar la lucha por la independencia. Por último, el profesor Velarde manifestó que sin Rousseau otro sería, tal vez, el destino histórico de España y de Hispanoamérica.Luego disertó el profesor Bernard Gagnebin, decano de la facultad de Letras de Ginebra. Comenzó su conferencia sobre Rousseau y el rechazo de la sociedad desnaturalizada, recordando el origen de la celebridad de Rousseau cuando, la Academia de Dijon propuso discutir si el progreso de las ciencias y de las artes había contribuido a corromper o a mejorar las costumbres. El Discurso, respuesta de Rousseau, causó el escándalo y la sorpresa general. Las ciencias y las artes se han perfeccionado, afirmó Rousseau, pero nuestras virtudes se han degradado. En su Discurso denunciaba la sociedad malvada, y en sus Confesiones, su propio sufrimiento. El Discurso autobiográfico, porque Rousseau sentía la injusticia desde la infancia, es el romántico dolor del mundo; sus Confesiones son también un discurso sobre la sociedad injusta. Esta sociedad desnaturalizada se caracteriza por la ambición del hombre, el odio, la corrupción, la mentira, los convencionalismos, la guerra y el pillaje, señalaba.

Recordó el profesor Gagnebin que Rousseau- en su discurso, comienza muy hábilmente por elogiar los «beneficios» de la civilización para atacarla- después con la mayor ferocidad. Reconoce que las ciencias, las artes y todos los bienes del espíritu han triunfado, pero el hombre se ha hundido en la miseria moral. El hombre ha perdido su inocencia primitiva, la bondad ingenua que le constituía y la sublime virtud de la sinceridad. En este sentido, el profesor Gagnebin sostuvo que Rousseau era un retrógrado al defender los valores del pasado contra el predominio de la riqueza, del lujo y del bienestar. En una obra posterior de Rousseau, Narciso, escrita después del Discurso, lanza un ataque solapado contra las ciencias y las artes y atribuye a los abusos de los hombres en el uso de las ciencias y de las artes las causas del mal moral y social. En consecuencia, son las instituciones las que han corrompido a los hombres y opone definitivamente la Naturaleza contra la cultura. Viciada la sociedad, no podrá recuperar nunca sus virtudes originales.

El profesor Gagnebin sostuvo que en toda la obra de Rousseau existe una apología exaltada de la Naturaleza. Así, en La nueva Eloísa opone las excelencias del campo a las tristezas urbanas. En la Carta sobre el espectáculo define a París como una ciudad apestada mientras que en el campo el aire es puro y libre. En su obra Paseos solitarios recomienda largos paseos que invitan al recogimiento y a la meditación, mientras en las ciudades vivimos quietos y desesperados. En otra obra, en el Emilio, ataca nuevamente a la ciudad, donde los hombres degeneran el aire malsano que lleva a la desazón moral. Los hombres deben vivir en la tierra; por esta razón Emilio debe vivir en el campo, libremente según el método inactivo, pasivo, de la educación.

El decano de la facultad de Letras de Ginebra manifestó que cada generación encuentra en Rousseau sus propias ideas; así la Revolución Francesa recogió las ideas de libertad, igualdad y fraternidad preconizadas por el pensador. Sin embargo, observó el conferenciante, Rousseau sólo en raras ocasiones menciona la palabra «fraternidad» en sus obras. Otra de las influencias decisivas del pensador francés ha sido en el romanticismo, pues con sus Confesiones da origen a esa introspección, a estos análisis interiores que caracterizan el espíritu, romántico. También es decisiva la influencia de Rousseau sobre la juventud contemporánea que se une a ese rechazo de la sociedad desnaturalizada. Ahora bien, esa negatividad de Rousseau se convierte más tarde en positividad en El contrato social, en el que imagina una sociedad nueva, justa y democrática.

Estas negaciones o rechazos de Rousseau le hacen precursor de los ecologistas. Sin embargo, el profesor Gagnebin duda que Rousseau sea el verdadero precursor del ecologismo, puesto que en aquella época la Naturaleza, no estaba tan destruida como en la actualidad, pero reconoció que existen conceptos ecologistas, como el odio roussoniano a las grandes ciudades y la predicación del retorno a la vida sana y campestre. Señaló también el conferenciante que Rousseau lleva al extremo la sinceridad naturalista y el desprecio a toda obligación o norma vestimentaria. También subrayó el amor de Rousseau a las fiestas colectivas, a las orgías, frente al teatro que separa a los hombres en actores y espectadores. El pensador francés se anticipa a los movimientos revolucionarios juveniles de la década de los sesenta, que al crear esa microsociedad que denominan «comuna libre», en realidad realizan los ideales de Rousseau de retornar a la Naturaleza, a la pureza primitiva.

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