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Somoza acepta las condiciones del comando sandinista

El general Anastasio Somoza aceptó ayer todas las condiciones y demandas exigidas por el comando del Frente Sandinista que tomó por asalto, el martes, el Palacio Nacional, con más de mil rehenes, según declaró anoche a un redactor de EL PAÍS el comandante «cero», jefe del comando sandinista que ejecutó la operación.A las nueve de la mañana -hora local- el Gobierno nicaragüense permitirá la salida del país a los presos sandinistas y los componentes del comando con destino a Panamá y Venezuela, por medio de un avión situado en cera de la cabecera de pista del aeropuerto de Las Mercedes. Somoza también se ha comprometido a la difusión, a través de todos los medios informativos y emisoras ,de radio del país, de un comunicado del Frente, denominado por éste Parte de guerra número uno.

La veracidad de estas informaciones, facilitadas por el jefe del comando, pudo ser comprobada por EL PAÍS, que Involuntariamente sorprendió una comunicación telefónica entre la Presidencia y el Palacio Nacional.

La aceptación de las demandas por el Gobierno de Somoza se produjo a última hora de la tarde de ayer, hora local, después de un día de intensas negociaciones con él comando, en las que participaron el arzobispo de Managua, Miguel Ovando Bravo, y los embajadores en la capital nicaragüense de Panamá y Costa Rica.

En el curso de las negociaciones, los sandinistas dejaron expirar dos plazos sucesivos sin que cumplieran su amenaza de ir «ejecutando uno por uno» a todos los rehenes de carácter político que tenían en sus manos.

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Somoza acepta la expatriación de los presos y el comando sandinista

(Viene de primera página)En un momento, el jefe del comando, comandante cero, había declarado al corresponsal de la agencia Efe en Managua, Filadelfio Martínez, tomado rehén por los sandinistas, que el general Somoza había rechazado todas las demandas. «Sornoza no quiere aceptar las condiciones mínimas para que la gente salga del Palacio Nacional», había declarado, lacónicamente. el guerríllero.

Durante la jornada de ayer. las condiciones de los sandinistas, limitadas en un principio a tres, se fueron clarificando hasta completar una larga lista de siete. La primera, de difícil aceptación para Somoza, dada la debilidad política en que parece encontrarse el otrora férreo régimen, era una amnistía total para todos los presos políticos.

Una segunda incluía, según declaró a EL PAÍS un redactor de La Prensa, de Managua, la liberación de unos sesenta presos políticos del Frente Sandinista y su posterior traslado al extranjero. La emisión de un comunicado de los sandinistas por todas las emisoras del país parecía en un principio la condición más difícil, pero finalmente fue aceptada por el Gobierno de Somoza.

Según la conversación detectada por este periódico entre el diputado-rehén Luis Palays, primo hermano de Somoza, y la Presidencia, el Gobierno nicaragüense comenzaría a las seis y cuarto de esa misma tarde (hora local) la difusión por radio, televisión y toda la prensa del «Parte de guerra número uno» del Frente Sandinista, condición que en un principl o el Gobierno se había negado a aceptar.

A este respecto, el comando sandinista había exigido que el Gobierno garantizase previamente la publicación de este comunicado, incluso en la prensa privada de Managua. En concreto, en la conversación se mencionó a los diarios La Prensa y Novedades, independientes, a lo que la parte gubernamental respondió que había realizado satisfactoriamente las gestiones a tal efecto.

Además de esta condición, el Gobierno nicaraaüense aceptó la entrega de diez millones de dólares al grupo sandinista, que al parecer se haría efectiva a la salida del país Se da también por descontado que Somoza haya aceptado la demanda para que se conceda una amnistía a todos los presos políticos.

Una de las más difíciles precisiones sobre el asalto fue el número de rehenes que el comando consiguió retener en su poder. Al parecer, el número superaba el millar Y en un momento, el periodista-rehén, Filadelfio Martínez. llegó a decir que habría más de 5.000.

Preparativos

Tras la expiración del último plazo, testigos presenciales en Managua pudieron observar cómo la Guardia Nacional, que rodea con sus efectivos todo el gigantesco edificio, reforzaba sus posiciones de una manera que parecía presaglar un inminente ataque. Pero varios periodistas, dispuestos a las afueras del palacio, consideraban la operación de ataque como «complicada y arriesgada». Por su configuración, el Palacio Nacional es un edificio de difícil toma, con enormes y largos pasillos e innumerables habitaciones, aparte de estar completamente repleto de gente.

La enorme cantidad de personas que, al parecer, se encuentran en el edificio se debe a que el Palacio Nacional no sólo es la sede legislativa nicaragüense, sino también alberga a los Ministerios de Gobernación y Hacienda y un sin rin de oficinas gubernamentales y burocráticas. En el momento del asalto, todo el edificio estaba lleno de gente que realizaba gestiones diversas.

Según Filadelfio Martínez, el elevado número de personas encerradas amenazaba ayer con crear una situación de caos en el interior. « El hambre comenzaba a aparecer, los alimentos escasean. Entre cinco periodistas-rehenes tenemos que compartir una taza de café o un refresco», escribía desde el interior.

Por otro lado, el grupo guerrillero dejó ayer en libertad a un número indeterminado de personas, la mayoría mujeres y niños. También liberó al subgobernador de Managua, presuntamente para facilitar las negociaciones. El número de muertos se elevó a cinco, al fallecer uno de los militares nicaragüenses heridos. También al parecer, falleció uno de los asaltantes aunque esto no pudo confirmarse.

La grave crisis producida en, Nicaragua por la acción sandinista coincide con la oferta realizada el lunes por toda la oposición de un programa de gobierno para la transición. El Frente Amplio, que agrupa dieciséis partidos, organizaciones sindicales y estudiantiles, elaboró un plan de dieciséis puntos, publicado en el diario La Prensa, que pide, entre otras cosas, la despolitización del Ejército, la libertad de presos políticos, el regreso de exiliadós, reformas sindicales, agrarias y urbanas y garantías para la celebración de urgentes elecciones libres. El programa no contiene ninguna alusión al presidente Anastasio Somoza.

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