_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Final allegro trágico

Manuel Vicent

El debate constitucional en el Congreso ha terminado con la solemnidad de la tragedia. El asesinato de dos altos mandos militares ha sido remitido por los enemigos de la democracia como una disposición transitoria final al texto de ley. El golpe tenía que ser precisamente ayer para que esa simetría de sangre que acompaña cualquier acontecimiento político progresista no se rompiera. Los diputados emprendieron la solemne jornada parlamentaria con el ánimo encogido por esta maldición truculenta. Y como el Congreso sólo tiene la palabra para sacudirse los demonios, los líderes de los partidos, también el jefe del Gobierno, la usaron ayer para desafiar el destino de la dinamita. La noticia del asesinato de los dos militares llevó un efecto expiatorio a la Cámara. Allí se veía que el sudor de esta alta fiebre comenzaba a eliminar las toxinas del envenenamiento de los últimos días hasta crear esa solidaridad que procuran las desgracias, el acto de fe ante el naufragio.

Más información
Tenso diálogo Fraga-Letamendía
Derrotada una enmienda del PNV sobre delegación de facultades
El Congreso de Diputados aprueba el texto del proyecto de Constitución
Texto de los artículos aprobados
Silva: "La Constitución conduce a que la unidad de España se rompa"
Rechaza la enmienda favor de la autodeterminación

Los discursos de los políticos han repercutido mucho en las notas de serenidad y firmeza mientras se cruzaban las ondas de una marcha fúnebre y triunfal con una mezcla de rabia y de prisa y el convencimiento en todos de que la solución consiste en huir hacia adelante. Los enernigos de la democracia nos tienen asignado un destino solar, polvoriento y tercermundista, el sueño erótico de otro dictador de secano. Ante este desafío, el Congreso sólo tenía la voz y el voto para terminar con rapidez la Constitución.

El debate constitucional en este clima histórico, herido gravemente, con humedades de pólvora y Gutiérrez Mellado allí sentado con uniforme militar, se ha iniciado con la voluntad de transigir en una suave bajada hasta que a Fraga una vez más se le han subido las vísceras al cráneo. Letamendía había defendido la autodeterminación en un ambiente de terror dialéctico. Se le pudo haber contestado con un discurso paliza y sabiondillo como Herrero de Miñón, pero Fraga eligió el insulto con esa ceguera voluptuosa que le invade. De modo que las calderas al mediodía estaban de nuevo en ebullición. Entre una histeria climatizada y ese abatimienio matizado por la cortesía, el texto de la Constitución ha sido aprobado en el Congreso con un interés totalmente invadido por los graves acontecimientos. Hubo discursos de gracia, formalidades gozosas, grandes apausos y todos esos parabienes que se ofrecen en los grandes bautizos. A la hora de votar, Alianza Popular se ha abstenido. Y Silva Muñoz y Letamendía se levartaron para decir no. Los dos solos allí de pie dieron la nota surrealista de la jornada final, el colofón de oro en bruto. Ellos se miraron y se reconocieron en la intimidad. Fraga acabó su larga caminata constitucional con el morro puesto. Los vascos se ladearon discretamente, y todos terminaron el trabajo sonriendo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Manuel Vicent
Escritor y periodista. Ganador, entre otros, de los premios de novela Alfaguara y Nadal. Como periodista empezó en el diario 'Madrid' y las revistas 'Hermano Lobo' y 'Triunfo'. Se incorporó a EL PAÍS como cronista parlamentario. Desde entonces ha publicado artículos, crónicas de viajes, reportajes y daguerrotipos de diferentes personalidades.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_