Clausura del Encuentro Iberoamericano de Artistas y Críticos
Sin grandes resultados concretos, finalizó en Caracas el I Encuentro Iberoamericano de Artistas y Críticos de Arte, que durante poco más de una semana ha reunido en la capital venezolana a una selecta, aunque no completa, representación del momento pictórico presente en Portugal, España y países latinoamericanos.El propósito de los organizadores no era celebrar un seminario excesivamente academicista, del que se obtuvieran unas conclusiones doctas y prepotentes; se trataba, fundamentalmente, de acercar a un grupo de personas con inquietudes y actividades comunes que rara vez tienen ocasión de intercambiar ideas o de establecer criterios de comparación. Desde este punto de vista el encuentro ha resultado positivo, hasta el punto de que parece asegurada su continuidad futura.
Los primeros días de reuniones estuvieron presididos por un despiste general en cuanto a los sistemas de trabajo. Algunos de los participantes eran partidarios de romper el esquema previamente establecido y de convertir el encuentro en un foro abierto, donde cada cual expusiera sus ideas con completa libertad; al final prevaleció el criterio de que los designados de antemano leyeran sus ponencias y las sometieran a discusión, como estaba previsto.
No faltó la pizca de politización que parece ser consustancial con toda reunión artística que se precie de moderna y realista. El pintor Julio le Parc traía redactado desde París un manifiesto con numerosas firmas; el documento, sin embargo, provocó divisiones y enfrentamientos, pues algunos artistas y críticos pidieron que el documento de condena de las violaciones a los derechos humanos en América Latina incluyera también el caso de Cuba.
Paradójicamente, una de las personas que con más calor defendió la «improcedencia» de la alusión cubana en el manifiesto fue e crítico español Carlos Areán, quien, por otro lado, se declaró abierta mente franquista en su intervención.
De la presencia española en el encuentro, aparte de las intervenciones de los críticos Areán, Moreno Galván y Azcoaga y la presencia personal y de obra de Saura, Genovés y Guinovart, destaca la actividad desplegada por Antonio Saura, que desde el principio se ofreció al comité organizador para trabajar en lo que hiciera falta.
Babelia
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