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Mobutu presencia el lanzamiento de un nuevo cohete alemán

Los últimos conflictos armados en la provincia de Shaba han dado paso a una inusitada actividad en la base de cohetes que posee la compañía alemana OTRAG en el norte de la antigua Katanga. Un año después del lanzamiento del primer cohete, en mayo del pasado año, se procedió, coincidiendo con la invasión de Shaba hace dos semanas a un nuevo lanzamiento, del que sólo se ha sabido que el ingenio alcanzó 30.000 metros de altura y que se incluía en un programa experimental al servicio de las grandes compañías multinacionales.Esta vez, al lanzamiento del segundo cohete que se ha enviado «al espacio en el mismo mes, ha asistido el presidente Mobutu. La experiencia ha sido un éxito, según ha comunicado la oficina central de la empresa en Stuttgart: el misil lanzado al espacio era de proporciones mayores a los anteriores, con doce metros de longitud y ascendió a una altura superior. El lanzamiento fue precedido por una entrevista entre el director de la empresa alemana citada, Lutz Kayser, y el presidente Mobutu que, según el Gobierno alemán, es quien patrocina estos experimentos.

OTRAG ha guardado una vez más silencio sobre el verdadero objetivo de este programa y sobre la carga de diez toneladas que, según sus expertos, podrían transportar sus cohetes a cualquier punto de Africa a velocidades ultrasónicas. El pasado día 31, el diario ultraconservador alemán Die Welt titulataba en primera páginas: «Los cohetes congoleños de Kayser suben cada vez más.» El ingeniero del proyecto ha declarado respecto a sus objetivos que «alguien tenía que abrir el camino del espacio a los pueblos africanos, que sufren un menor desarrollo técnico».

Ante las frecuentes atribuciones que se hacen contra el Gobierno federal alemán sobre participación en estas experiencias comprometedoras, Bonn ha contestado siempre que, según el Tratado de Londres, Alemania quedó obligada a cumplir con la prohibición de construir cohetes de gran alcance en su propio territorio. Esto no ha impedido que el Gobierno otorgase en su día al ingeniero director de OTRAG cuatro millones de marcos a través del Ministerio de Tecnología. Por su parte, el Gobierno zaireño cobra a Kayser un alquiler de 75 millones de marcos (cerca de cuatrocientos millones de pesetas) por el disfrute de un territorio de 120.000 kilómetros cuadrados destinado a las experiencias.

Estas operaciones con proyectiles teledirigidos, así como el arrendamiento del terreno por parte de la compañía alemana, han encontrado fuerte contestación en medios progresistas europeos y africanos.

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