Andalucismo y recuperación histórica en la feria del libro de Córdoba
El pasado sábado se inauguró la VII Feria Nacional del Libro en Córdoba, que nace con vocación popular, ya que entre la serie de actividades culturales en la que se ha enmarcado, y que durarán hasta el día 20, fecha de su clausura, con representaciones de teatro, mesas redondas, recitales, conferencias y conciertos, la Feria del Libro se desplazará a sectores populares con la colaboración de asociaciones de vecinos de las barriadas, como son los casos del parque Figueroa, sector Sur, Fuensanta y Cruz Conde.Desde esta perspectiva es de resaltar, asimismo, el sentido andalucista presente en muchos de los actos organizados: recital de poesía andaluza en tres sesiones, por la Escuela Superior de Arte Dramático de Córdoba, Andalucía en los poetas de la generación del 27, por el profesor Carlos Clementson, El habla andaluza, por José María Vaz de Soto; Tres poetas cordobeses contemporáneos: Rafael Porlán, Juan Rejano y Ricardo Molina, por el escritor y crítico Mariano Roldán, y La cultura andaluza, por Emilio Pérez Ruiz, coordinador, general del Congreso de Cultura Andaluza.
En el estricto ámbito del libro destacan cinco mesas redondas, con los temas generales del niño y el libro.
En cuanto a las novedades editoriales que estarán presentes en la feria, hay también un acento regional. Así, se presentarán los dos primeros volúmenes, de los ocho que compondrán la edición, de las Actas del Congreso de Historia de Andalucía, celebrado hace algo más de un año, al cuidado del que fue su promotor, el historiador José Manuel Cuenca Toribio; Mujer Cóncava, de Juana Castro, uno de los primeros libros de poesía feministas; Una llamarada desde el Sur, de Sebastián Cuevas, poema unitario que narra el campo andaluz desde las sucesivas alternativas de la opresión latifundista, la guerra civil, los años del silencio y los del augurio de la esperanza; Hombre concreto, de Fernando Alamillo, poemario que aparece a los veinte años de ser escrito, tras varios inútiles empeños ante la ventanilla del censor. Con estos dos últimos libros se inaugura la colección La luz vence a la sombra, nacida bajo el signo de Arkangel, revista poética de los años cincuenta que dirigieran Luis Jiménez Martos y Gabriel Moreno Plaza y Sebastián Cuevas. En cuanto a autores nacionales presentes para las habituales firmas, ya lo ha hecho orquestado en una rueda de prensa el inevitable Fernando Vizcaíno Casas.
La nueva Delegación de Cultura ha trabajado para sacar del amodorramiento a estas tradicionales ferias, que venían languideciendo circunscritas a las casetas del INLE. Además de toda la serie de actos programados, el delegado de Cultura en Córdoba, Rafael Mir Jordano, va a hacer sonar una pequeña campana en la caseta de la delegación, si es que llega a tiempo la exposición de los libros que por su iniciativa se están tratando de recuperar de las requisas e incautaciones que en el año 36 se hicieron sobre todas las bibliotecas de organizaciones de izquierda y de los hombres de la cultura de aquella ideología. Por lo pronto ha sido encontrado un conjunto de obras del historiador Jaén Morente, que sucesivamente fue nombrado hijo predilecto y luego hijo maldito, hasta que, el año pasado, el pleno del Ayuntamiento de Córdoba levantó esta proscripción sobre un hombre que murió en el exilio ejerciendo su magisterio en diversas universidades hispanoamericanas, la última la de San José de Costa Rica, cuyo delito fue ser liberal. Aún está vigente y recién editada Historia de Córdoba, cuyo prólogo, por cierto, se debe al recién perdido nacionalista gallego Otero Pedrayo, amigo del escritor cordobés.
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