_
_
_
_

"Habría necesitado más de dos mil páginas para contar todo el horror de las cárceles"

Uno de los temas más tratados por la literatura de los últimos años, la guerra civil española, en todos y cada uno de sus aspectos, desde el exilio, vida clandestina, cárcel hasta la historia estrictamente objetiva de unos años, ha dejado paradójicamente siempre un hueco, una historia menor por describir: son las vivencias de los miles de mujeres que llenaron en los años de la posguerra las cárceles de España. Se pueden contar con los, dedos de la mano los libros dedicados a ahondar en esta experiencia terrible de las prisiones de mujeres en los años de la más violenta represión franquista. Desde la noche y la niebla (mujeres en las cárceles franquistas), la novela-testimonio de Juana Doña, que acaba de aparecer, hace una luz en esa oscuridad histórica rota por tan escasos relatos.

«Supongo que es evidente el porqué ha sido así. Son los hombres los que han escrito esa historia, por tanto, se sienten los dueños, los únicos protagonistas. Apenas han dedicado algunas líneas. Y, sin embargo, está claro que el calvario que nosotras hemos pasado es, en muchos aspectos, mucho mayor. El hecho de llevar encima a nuestros hijos, torturados o asesinados siempre en presencia de las madres, arrastrándolos a lo largo del destierro, en la prisión. Eso ha sido espantoso. Los hombres también sufrían con estas noticias, pero ver morir a un hijo segundo a segundo es mucho peor.»Juana Doña, militante comunista desde 1933, candidata al Senado por la Federación Unitaria de Trabajadores, como miembro de la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), que hoy ha abandonado para trabajar en Comisiones Obreras, condenada a muerte en 1947, describe, a través de su experiencia de dieciocho años de cárcel, diferentes historias de compañeras y amigas sujetas como ella a las torturas más alucinantes a manos de policías y funcionarias de prisiones. «A los vejámenes normales para todo rojo detenido en aquella época, en el caso concreto de las mujeres había que añadir la terrible violencia sexual que se desató contra nosotras. Hacinadas, hambrientas, muertas, le frío, enfermas. Sufrimos, sobre todo, en nuestra dignidad de mueres. Personajes tristemente míticos de estos años de tortura, la famosa Veneno, de la cárcel de mujeres de Ventas, o la terrible funcionaria de la prisión de Albacete, capaz de dejar correr vanamente el agua ante los ojos desorbitados de mujeres que llevaban más de tres días sin beber una gota. La historia es interminable, por eso he prefeido quedarme un poco corta.

El libro de Juana Doña se inscribe en el ámbito trágico del recientemente aparecido Señor juez (soy presa de Franco ... ), de María Francisca Dapena, o en el de Lidia Falcón sobre la situación más actual de las presas sociales En el infierno. Esto y los libros de Genoveva Forest, Diario y cartas de la cárcel y Testimonio de lucha y resistencia, a los que cabría añadir el de Teresa Pamies, Mujer de preso, son probablemente casi lo único escrito sobre la situación de las mujeres en las cárceles tras la guerra civil, o su papel fuera de ellas con familiares dentro.

Algunas de las mujeres cuya terrible historia ha relatado Juana Doña, viven y siguen militando como en tiempos pasados. «Muchas no han querido que diera hoy su nombre real y, en general, he preferido omitirlos porque son muchas las protagonistas; se podría decir que todas aquellas mujeres encarceladas son verdaderas protagonistas de mi novela. Detrás de Paquita -compañera de Leonor, Juana- está Lolita Márquez en realidad; detrás de Mariana, Pilar de la Torre, mientras Emilio era en la vida real Eugenio Mesón, dirigente juvenil del PCE, y no viajó a Alicante, sino que fue fusilado mucho antes. «Se trata muchas veces de pequeñas licencias que me he permitido porque hay cosas que prefiero no decir. Respecto a los nombres, lo que no quiero es que ninguna de estas compañeras se enfade o se sienta excluida si no se la menciona. Pero todo lo demás es real. Lo peor de aquella etapa, con ser todo muy terrible -señala Juana Doña-, fueron probablemente los siete años que pasé en el penal de castigo de Guadalajara. El personal estaba seleccionado y se había instruido en los campos nazis de exterminio. Es la única etapa de mi vida en la que he pensado seriamente en suicidarme.»

El libro de Juana Doña tiene la importancia que señala Alfonso Sastre, en su prólogo, de ser un testimonio que nos comunica con un mundo difícilmente, comunicable, inexplicable, casi irreal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_