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Campaña masiva contra el tabaco en los Estados Unidos

En el marco de una cruzada ascendente contra el tabaco, diversos municipios norteamericanos estudian la aprobación de leyes que prohibirán a los fumadores ejercer su hábito en prácticamente todos los lugares excepto uno: su propia casa.

El secretario de Sanidad, Joseph Califano, quien dejó de fumar hace sólo un par de años, anunció recientemente una intensificación de la campaña anti-tabaco, destinada a erradicar de la sociedad estadounidense un hábito que fue definido por el ministro como un suicidio a cámara lenta. En los alrededores de la capital federal, los condados de Fairfax, en el estado de Virginia, y de Montgomery, en el de Maryland, van en cabeza de las prohibiciones irnpuestas a los fumadores. No sólo se impide, bajo sanción, fumar en los ascensores o los grandes almacenes -lo que es una norma general en todo el país-, sino en salas de espera, edificios públicos, bailes, salas de conferencias y un innumerable etcétera. Incluso se llegó a proponer una ley en una ciudad de Virginia (un estado productor de tabaco, por otra parte) por la que se prohibía admitir a fumadores en el cuerpo de bomberos.

Cada vez más restaurantes separan a los fumadores de los no fumadores en diferentes comedores, y también cada vez son más frecuentes pequeños altercados en cafeterías y lugares públicos, a la vez que los asientos destinados a fumadores en aviones y autobuses son progresivamente reducidos.

Campañas de opinión

A los datos escalofriantes que sobre los efectos nocivos del tabaco suministran sin cesar los medios de comunicación se unen medios de presión psicológica, del tipo de un anuncio que puede leerse en grandes vallas o en pegatinas en muchos estados, y que dice así: «Besar a un fumador es como lamer un cenicero sucio.»

La fuerte presión psicológica contra los fumadores comienza a provocar reacciones y no falta quien arguye que también los que fuman tienen sus derechos humanos y que las crecientes prohibiciones que florecen por toda la Unión no son más que intromisiones en la vida privada de los fumadores y violaciones de sus derechos básicos. No existe, sin embargo, una defensa organizada del hábito de fumar, y los cursillos para dejar el tabaco con las más variadas técnicas, desde el yoga a las pastillas mágicas, pasando por el internamiento en clínicas especializadas y la acupuntura, tienen cada día más clientes.

Mientras se espera un recrudecimiento de la campaña contra el tabaco y nuevas y más estrictas prohibiciones, no falta quien se lo toma con buen humor y se lamenta e que el ciclo del fumador comience iniciandose en el hábito en un cuarto de baño para eludir la vigilancia paterna y, a este paso, termine también con el fumador maduro encerrándose en el excusado para echar un pitillo en la clandestinidad.

Advertencia de peligro

Como se sabe, todos los paquetes de cigarrillos que se venden en Norteamérica y todos los anuncios se marcas de cigarrillos deben llevar obligatoriamente una inscripción en la que se advierte que el fumar: "es peligroso para su salud". Ahora, los dirigentes de la lucha antitabáquica pretenden que la inscripción sea más explícita y detalle esos peligros, desde el infarto de miocardio al cáncer, pasando por el enfisema pulmonar, el asma y la bronquitis crónica.

Sin embargo, las exportaciones de cigarrillos made in USA son un excelente negocio, y el Gobierno de Washington se ve en la contra dicción de que mientras su ministro de Sanidad anuncia campañas masivas contra el tabaco, otros departamentos facilitan subsidios los cultivadores de la planta. Por supuesto que la inscripción advirtiendo de las consecuencias de fumar cigarrillos no aparece en la cajetillas destinadas a la exportación.

Los activistas de la lucha antitabáquica acusan a los fumadores de agredirles con el humo de sus cigarrillos. Recientemente se produjo en Washington un claro caso de agresión contraria, cuando una mujer pidió a un comensal cercano en un restaurante que apagara su cigarro puro. Como el fumador se negara a hacerlo, la airada enemiga del tabaco optó por arrojarle un vaso de agua para apagar el oloroso cigarro. El fumador agredido buscó al policía más cercano para que arrestara a la bombero improvisada bajo los cargos de agresión y asalto.

Los franceses, también alarmados

El 46% de los jóvenes de doce adieciocho años fuman en Francia mientras que la proporción entre los adultos es sólo del 40%. Estas cifras de la Sociedad Francesa de Estadística, recogidas por la agencia Efe, están siendo difundidas en Francia con motivo de la apertura de la campaña anti-tabaco que comienza hoy en este país.

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