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Crítica:CINE / "LOCOS DE DESATAR"
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

¿Quiénes son los locos?

En la cuerda sociedad que nos ha tocado vivir, la calificación segregacionista de loco cada día se vuelve más ambigua, más gratuita y, sobre todo, más sospechosa.Los esquizofrénicos avances que nos ha procurado el progreso lo único que han hecho es estrechar más aún la ya antigua hermandad de la lucidez y la locura.

Locos de desatar es una versión reducida para su explotación comercial de 0 todos, o ninguno, película de cinco horas realizada por un colectivo de cuatro cineastas: Silvano Agosti, Sandro Petraglia, Stefano Rulli y Marco Bellocchio, el polémico autor de I pugni in tasca, La Cina é vicina y Nel nome del padre, entre otras. Rodada en 16 milímetros y posteriormente hinchada a 35, Locos de desatar es un filme realizado por encargo de la Asesoría Provincial de Sanidad de la provincia de Emilia-Romagna, de sabida tradición izquierdista, en la cual están llevándose a cabo algunas de las experiencias más interesantes e innovadoras de la nueva psiquiatría.

Matti da slegare

Dirección y guión: Silvano Agosti,Marco Bellocchio, Sandro Pietraglia y Stéfano Rulli. Fotografía: Ezio Bellani y Dimitri Nicolau. Música: Nicola Piovani. Italiana, 1975. Local de estreno: Duplex I.

La película se abre con el retrato de tres casos: Paolo, Angelo y Marco, tres adolescentes que han pasado su infancia en centros para subnormales. El tiempo pasado en estas prisiones no ha limado en absoluto su grandeza. Los tres son conscientes de la marginación de que son objeto por parte de la sociedad, y de hasta qué punto ésta es culpable de su inadaptación. La película se pone al servicio de estos tres personajes que toman la palabra para gritar su rebeldía y su razón. En el episodio dedicado a Paolo, la cámara escruta nerviosamente, minuciosamente, cada movimiento, cada tic, cada expresión, cada gesto del joven Paolo, tras estas imágenes aparece el pulso delirante de Bellocchio, el autor no consigue anularse, y uno no puede evitar pensar constantemente en I pugni in lasca.

Posteriormente se presenta el caso de cinco subnormales, a los que se trata de reintegrar en la sociedad por medio del trabajo. Al tratar las relaciones afectivas entre ellos, así como con sus compañeros normales del taller, la película alcanza su momento más emotivo, y la poesía se asoma a estas imágenes salvajes y reales.

La parte final está dedicada al desmantelamiento del Hospital Psiquiátrico de Colorno, llevado a cabo por el psiquiatra Marlo Tornmasini, éste explica cómo muchos enfermos que han pasado prácticamente toda su vida entre los muros del manicomio, se resisten a salir, a enfrentarse con el mundo exterior, con el mundo normal. Pero cómo, gracias al revuelo ocasionado por el rodaje de la película, muchos se han decidido y han vuelto a interesarse por la vida, por la libertad.

¿Puede concebirse un filme más útil? Una película que, además de ponerse del lado de estas criaturas indefensas, oprimidas y explotadas y concederles la palabra que durante tantos años les estuvo vetada, llega a tener una incidencia directa sobre la realidad, a conseguir unas condiciones de vida mejores para una serie de gente, ¿puede concebirse un filme más hermoso?

Locos de desatar es una película que cualquier país que se tenga por democrático debería pasar por televisión, para que llegue al mayor público posible. Un cine que las televisiones deberían producir y propiciar, en vez de prohibir y marginar.

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