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Reducir costes y aumentar productividad, antes de pedir aumentos de precios

Reforzar la estructura asociativa y sindical de los campesinos y traspasar el esfuerzo reivindicativo de los precios a la mejora del medio rural, de su estructura empresarial, de su productividad y de sus costes, son los dos objetivos que el ministro de Agricultura propone a los campesinos en unas declaraciones efectuadas a Logos. El ministro resume las actuaciones del departamento en 1977 y enumera la política trazada para 1978.

Sobre 1977, el señor Martínez Genique ha manifestado que «la decisiones adoptadas en materia económica, limitando los incrementos de salarios y precios, así como conteniendo las disponibilidades monetarias y presupuestarias, han condicionado mucha de las posibles opciones por apoyar al medio rural, fundamentalmente las que quedaban enmarcadas en la tradicional política de precios, que se ha visto muy reducida en sus posibilidades de acción. Temas como los de grasas vegetales, algodón, patatas, vino... han ocupado mucho tiempo en la búsqueda de soluciones que no fuesen las ya citadas de una simple elevación de precios o de una subvención».«El Ministerio -añade su titular- ha intentado sustituir esta política de elevación de precios con una contención de costos a través de subvenciones al gasoil agrícola, a los fertilizantes y uno, tipos de interés favorables que pueden cifrarse en unos 9.000 millones de pesetas. »

«Por otra parte, se ha producido una importante intervención del Ministerio en el medio rural, colaborando en la absorción de paro, que no es paro estrictamente agrario, a través de actuaciones del Icona y del Iryda, con cerca de 10.000 millones y una ocupación de más de 40.000 hombres en el último semestre.»

Otras actuaciones del departamento señaladas por el ministro fueron: las ayudas financieras al 4 % de interés en casos de pedrisco, inundación o catástrofe natural por valor de 12.000 millones. El impulso de la política forestal y el incremento de regadíos por iniciativa privada con ayuda oficial en 50.000 hectáreas.

Por otra parte, se han iniciado una serie de proyectos, referentes a seguros agrarios, a una nueva orientación sobre la industrialización del medio rural, una formulación de líneas generales sobre ordenación de cultivos y, en general, un intento de crear un nuevo espíritu empresarial agrario capaz de competir con las restantes actividades económicas del país y de situarnos en una agricultura capaz de integrarse en áreas supranacionales.

Sobre el nuevo año y los objetivos de la política agraria, el ministro señala: «Continuaremos la protección y mejora de la estructura profesional del sector agrario, impulsando las organizaciones profesionales y sindicatos agrarios, a fin de dotar a este sector de una estructura suficiente y eficaz para que sea un interlocutor capaz de exigir y de comprometerse. Entendemos que en tanto no exista esta estructura, hay una serie de objetivos que son total y absolutamente imposibles de alcanzar.

Para el cumplimiento de estos objetivos, serán fundamentales las elecciones a Cámaras Agrarias.

A otro nivel se fomentarán los aspectos más claramente empresariales de las explotaciones agrarias mediante la consecución de estructuras financieras adecuadas, la mejora de la dimensión de las empresas, la disminución de sus costos de producción y el incremento de la productividad. Para ello se remitirán a las Cortes nuevas leyes sobre desarrollo agrario, arrendamientos rústicos y seguros agrarios.

Para estimular el asociacionismo en los empresarios agrarios, se modificará la ley de cooperativas y de sociedades agrarias de transformación, que permitirán no sólo una racionalización de costes, sino abordar actividades complementarias con mejora del nivel de rentas de los miembros de estas asociaciones. Dentro de esta línea se integrarán los esfuerzos encaminados a una industrialización del medio rural y a una mejor comercialización de los productos agrarios, a realizar en lo posible por los propios agricultores.

La política de precios, complementaria de las anteriores, será utilizada con extremada moderación. Se evitará que en ningún momento pueda recaer la acusación de inflacionista sobre este sector, y se intentará, preferentemente, una política de contención y compensación de costos.

«No podemos pensar -ha dicho el ministro- que el año 1978 sea el año en que se consigan las soluciones para los numerosos problemas que el sector agrario viene arrastrando. Nos conformaríamos con dejar debidamente encaminadas las soluciones de unos cuantos problemas básicos y que yo resumiría en la forma siguiente: concienciar al medio rural de la necesidad de una sólida estructura político-profesional, de asumir los criterios empresariales para su actividad económica y sustituir el esfuerzo dedicado a conseguir elevaciones en los precios por esa misma energía dedicada a un intento de contención de costos, con el fin de lograr una agricultura competitiva.»

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