_
_
_
_
CINE/ "DRUM"

Una de esclavos

Hace tres años el veterano Richard Fleischer obtuvo un merecido éxito con Mandingo, película que retomaba un tema que el cine americano tenía arrinconado hace tiempo: la esclavitud.Drum pretende aprovechar el éxito y el prestigio de la anterior, con la que, en realidad, no tiene ninguna relación. Se trata de una película fuerte donde los negros son muy buenos y los blancos muy malos, que es lo que se lleva ahora. Amparándose en esta coartada seudo- progre, la película no es más que un folletín ambienta do en un Nueva Orleans de cartón que recuerda mucho a las novelas televisivas, pero con destape. Destape que alcanza límites verdaderamente grotescos, ya que, como es habitual en el cine americano, se limita a mostrar docenas de pechos femeninos de la forma más gratuita y descarada. Pero, eso sí, dentro de un límite no-molesto y previo aviso de que lo que estamos viendo es muy malo, algo así como el summum de la corrupción.

Drum

Director: Steve Carver.Guión: Norman Wexler. Fotografía: Lucien Ballard. Música: Charlie Smalls. Intérpretes: Warren Oates, Isela Vega, Ken Norton y John Colicos. Norteamericana, 1976. Locales de estreno: Luchana, Richmond y Torre de Madrid.

La utilización del sexo en Drum se diría un catálogo de todas las combinaciones posibles entre los elementos que lo componen: negro-negra, blanco-blanca, negro-blanca, blanco-negra, blanca-negra, blanco-negro, niña blanca-hombre negro y así hasta el más atroz aburrimiento.

Es verdaderamente penoso ver mezclados en empresas tan delirantes a profesionales como Warren Oates o Lucien Ballard.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_