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La flota del Cantábrico, parada por la postura francesa

6.500 pescadores vascos y santanderinos parados, la casi totalidad de la flota de bajura del Cantábrico amarrada, pérdidas, por valor de cientos de millones y el peligro de un desabastecimiento total de pescado para estas Navidades en las provincias de Guipúzcoa, Vizcaya y Santander es el balance de la primera semana, de la llamada guerra del pescado.

El conflicto se inició el pasado día 15 al negarse los pescadores vascos y santanderinos a salir a la mar en tanto no se permita a sus barcos faenar dentro de la franja de doce a seis millas de la costa francesa tal y como se fijó en el tratado bilateral hispanofrancés, firmado el 20 de marzo de 1967. Las autoridades francesas, anteponiendo al tratado citado el acuerdo comunitario de ampliación de aguas territoriales de la Comunidad Económica Europea a doscientas millas, realizado en el mes de noviembre, numerosas detenciones de pesqueros españoles que faenaban en aguas francesas.El día 3 de noviembre fueron detenidos por un guardacostas francés veintisiete embarcaciones merluceras de Ondarroa (Vizcaya) que faenaban en los caladeros tradicionales de merluzas situados en la zona de doce millas francesas. El día 1 de diciembre el tribunal de justicia de Bayona absolvía a los pescadores españoles acusados por el fiscal de faenar dentro del límite de las doscientas millas comunitarias.

La reacción de los pescadores franceses no se hizo esperar y a los pocos días apelaron al tribunal superior de Pau, con lo que la resolución del tribunal de Bayona quedó en suspenso. No obstante, los pescadores vascos se hicieron a la mar, volviendo a producirse las detenciones.

Al no llegar la solución al problema, los pescadores guipuzcoanos, y concretamente los de Fuenterrabía, decidieron entonces adoptar una postura de fuerza y, tras una asamblea, acordaron el amarre de sus barcos. Esta decisión fue apoyada a los pocos días por el resto de las flotas de bajura de Guipúzcoa por lo que para el día 15 de diciembre había amarrados ya doscientos barcos guipuzcoanos en los diferentes puertos, entre ellos Orio, Guetaria y Pasajes.

Tres días después toda la flota vizcaína y prácticamente la totalidad de la santanderina con excepción de las pertenecientes a los puertos de Suances y Comillas quedaron paralizadas, El día 17 habla, pues, parados cerca de 6.500 trabajadores de la mar, en tanto que permanecían en los puertos santanderinos y vascos alrededor de quinientos barcos.

A partir del día 20, 2.000 pescadores gallegos, componentes de las plantillas de 150 barcos de las flotas de Aviñó, Ribera y Castineiros paran en solidaridad con los pescadores vascos y santanderinos.

Solicita seguridad del Gobierno

La situación, pues, en el sector pesquero de bajura del Cantábrico es en la actualidad de casi total paralización. Unicamente se hacen a la mar barcos dedicados a la captura de chicharros, anchoas y pescados para harinas. Los pescadores santanderinos y vascos no están dispuestos a trabajar en tanto las autoridades españoles no les den seguridades de que los barcos no serán apresados en las aguas francesas comprendidas entre las doce y seis millas.En los últimos días, comprobado que las protestas del ministro de Asuntos Exteriores ante el Gobierno francés no surtían efectos, y ante la falta de soluciones de la Administración española, los pescadores vascos han ido más lejos, convirtiendo el conflicto en una verdadera guerra del pescado. Así desde la semana pasada piquetes de pescadores guipuzcoanos impiden en la frontera de Irún la entrada en territorio español a camiones cargados con pescado procedente de los países del Mercado Común. En Irún y Pasajes, camiones europeos son abordados y obligados a regresar a su punto de partida. Algunos que han logrado saltar el «control» han sido interceptados, siendo sus cargamentos arrojados al mar.

Piquetes guipuzcoanos y vizcaínos han organizado en los últimos días verdaderos equipos de vigilancia que, apostados en pasos fronterizos, aduanas portuarias caso de la de Bilbao- o mercados centrales (MercaBilbao, por ejemplo), impiden cualquier tipo de descarga de pescado procedente de los países comunitarios. El celo de los «custodiadores» es especialmente destacable en lo que se refiere a la importación de angulas francesas, plato preciado en las Navidades de los hogares vascos. Así han sido frecuentes las cargas de angulas decomisadas y arrojadas por tierra.

Apoyo del comercio

La postura de los pescadores vascos ha encontrado además el apoyo de algunos sectores del comercio. Así, por ejemplo, aquéllos conseguían a principios de semana de los asentadores de pescado de MercaBilbao la promesa de que al menos de cara a las Navidades no se realizarán importaciones de pescado de los países comunitarios. Esta actitud les supondrá a los asentadores un volumen bruto de pérdidas de cien millones de pesetas en que se valoran los 200.000 kilos de angulas, marisco, merluza, besugo, lenguado y chipirones que se calcula iban a venderse en estas fechas.Las angulas, que en un 90 % se importan de Francia y que habitualmente se venían vendiendo a 3.000 kilo, podrían subir pues en el mercado negro a 5.000 pesetas.

Intervienen los parlamentarios

En este ambiente se celebraba en Madrid el miércoles una reunión de las cofradías de pescadores de Guipúzcoa, Vizcaya y Santander con la Administración. A la misma asistieron los diputados vascos Ajuriaguerra y Arzallus, que forman parte de la ponencia nombrada por la comisión presidencial del Congreso para estudiar el proyecto de ley de Ampliación de las Aguas Marinas del Estado español a doscientas millas.- En la citada reunión los pescadores vascos y santanderinos solicitaron del Gobierno español que se paralizase la importación de pescado francés. La exigencia no se extiende a los demás países comunitarios porque las licencias para pescar en aguas comunitarias se obtuvieron a cambio del mantenimiento de los acuerdos de exportación de pescado comunitario. Sin embargo, los pescadores de Guipúzcoa, Vizcaya y Santander piensan que estos acuerdos no deben respetarse con Francia, que a su vez tampoco ha respetado el tratado bilateral hispanofrancés de 1967.

Asimismo los pescadores exigen de la Administración la urgente creación de la denominada zona económica de doscientas millas en la que en la actualidad pescan los barcos franceses anchoa, bonito y cimarrón. El Gobierno comunicó a la comisión de los trabajadores del mar que el proyecto de ampliación de aguas territoriales irá al Pleno de las Cortes entre el 10 y 11 de enero. Si aquél lo aprueba pasaría, cuatro días después, al Senado. De recibir también el visto bueno, su publicación en el BOE podría producirse hacia el 17 de enero.

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