No representan a nadie

Me ha impresionado que el editorial titulado Las lecciones de Pamplona (EL PAIS, 4-XII-77) haya tenido una trágica confirmación ese mismo domingo en Málaga.¿Hasta cuándo se va a tolerar esta situación contradíctorid y absurda en la que señores que escasamente se representan a sí mismos puedan convocar manifestaciones, decidir las banderas que han de colocarse en un edificio público o, como el presidente de la Diputación de Oviedo, prohibir el acceso al Palacio de la Diputación a dos parlamentarios democráticamente elegidos y a representantes de las fuerzas políticas, culturales y eclesiásticas de la región con motivo del expolio de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo, de cuya deficiente protección la Diputación fue en parte responsable?

Es indignante pensar que estos y otros señores, que no representan a nadie y que parece que a nadie dan cuentas; puedan dinamitar, como ustedes bien dicen, los cimientos de la democracia con los recursos y los, poderes de la Administración local.