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Justo Jorge Padrón recogerá en Estocolmo el Nobel de Aleixandre

El sábado próximo se entrega en Suecia el Premio Nobel de Literatura que este año fue otorgado al poeta español Vicente Aleixandre. En la ceremonia que organiza la Academia Sueca en Estocolmo recogerá el galardón el también poeta español Justo Jorge Padrón, amigo de Aleixandre y especialista en literatura de los países nórdicos. Justo Jorge Padrón leerá en sueco el discurso que Vicente Aleixandre preparó para esta ocasión. El representante de Aleixandre en el acto del sábado obtuvo recientemente en España el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua, por su libro Los círculos del Infierno. Antes de partir para Estocolmo, Justo Jorge Padrón explicó a Rosa María Pereda la importancia de su premio

Para mí es importante este premio, sobre todo, porque lo ha dado la academia, lo que me hace sentirme muy orgulloso. Su dotación es simbólica, 6.000 pesetas, pero es un premio antiguo, y no hay ninguna editorial detrás, o sea que no hay presiones en ese sentido. Por eso estoy muy contento con él.- De sus libros, ¿cuál es el que prefiere?

-A mí el que más me gusta es Los círculos del infierno, precisamente. Yo lo he sentido como un libro en su totalidad, no como una colección de poemas, y además, creo que responde a una época muy precisa de mi vida, a una serie de experiencias dolorosas. Creo que si en los libros anteriores podía reflejar sentimientos varios, aquí sentí la totalidad del libro desde el principio, se me reveló como una unidad orgánica en la que se me estructuraba un mundo que yo debía captar y expresar como tal. Por otra parte, la situación vital en que lo escribí fue la más difícil de mi existencia. Un contexto de soledad y de depresión, los blanquísimos inviernos suecos contribuyeron a una especie de pérdida de la identidad que me había sostenido hasta entonces, la familia, un trabajo estable, un medio que me ofreciera un apoyo moral y hasta económico. Todo eso, unido a un sentimiento negativo del destino del hombre y un auténtico desequilibrio síquico, me hicieron escribir estas páginas.

-¿En qué tradición inscribe usted sus poemas?

- Al principio preferí los poetas elegíacos, y Bécquer, Machado, Cernuda, Brines, algunos poemas de Hierro, los metafísicos ingleses, especialmente, Donne. Luego, en Los círculos, entraron otros, más desesperados, más atormentados: Blake, Poe, Lovecraft, Michaux, el último de Hierro. Me sentí, por la desdicha, identificado con los visionarios y los malditos. Yo he querido romper el ambiente de poesía lúdica y experimentalista con esta otra, más bien negra y despavorida.

-¿Se identifica usted con algún grupo, tendencia o escuela?

- Realmente no. Creo que no encuadro en ninguna escuela ni nada parecido, ni siquiera me he identificado con el magisterio de los poetas que más admiro. Creo que el poeta debe afrontar su obra en soledad, llegar desnudo al acto de la creación. Naturalmente, lo aprendido, la cultura adquirida - y por ahí, las inevitables influencias- entran, pero creo que su campo es el del dominio técnico. Me gustaría tener la suficiente sabiduría para no haberme disfrazado nunca con los atuendos de otros poetas.

Lo que sí debo decir es que hay una especie de solidaridad generacional con algunos poetas, aunque nuestra inspiración formas y estilos sean bien distintos. Creo conservar una buena amistad con los mejores poetas de mi generación, y ésto nos alienta a todos, a mí de alguna manera me permite crear y realizar mi obra en un contexto que me gustaría fuera tan hermoso como el de la generación del 27.

-¿Y con los poetas canarios?

- Yo no creo que exista exactamente la poesía canaria, al menos, que exista con más títulos que la poesía de Badajoz o de León. En otro sentido sí me considero un poeta canario, porque allí he nacido y amo a mi tierra. Pero creo que los poetas de allí, y los de todas partes, lo serán en tanto tengan una voz universal, que vayan más allá de lo local y folklórico. Algunos nombres? Baltasar Espinosa, Luis Feria, Pedro Lezcano, Agustín Millares, Julio Tovar, Rafael Arozarena, y entre los mayores, Pedro García Cabrera. Como verás, creo que hay un buen número de poetas y esta lista seguramente olvida muchos y muy entrañables.

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